Volumen 13, No. 2, Art. 20 – Mayo 2012
Hacia una revitalización del potencial crítico de la psicología cualitativa
Samuel Colón De La Rosa, Nicole Vélez Agosto, David López Garay & Carlos Rivera Santana
Resumen: La psicología cualitativa ha sido cooptada por la institucionalidad que representa la racionalidad científica heredada de la modernidad (con sus proyectos de normalización, control y fiscalización poblacional). Un proceso de cooptación conlleva una actitud asimilista o de apropiación, en donde la diferencia u oposición se adhiere a unas normativas preestablecidas por el grupo de mayor consenso y privilegio. A través de la institucionalización de la investigación cualitativa y su adherencia – en ocasiones forzada – a paradigmas científicos tradicionales, la psicología cualitativa está perdiendo aquél potencial crítico desde donde emergió. Ante esto, proponemos una revisión crítica de los supuestos ontológicos y epistemológicos de la psicología cualitativa. Además, exponemos algunas corrientes investigativas (tales como el análisis crítico del discurso, la epistemología feminista, el método fractal y la etnografía crítica) que contribuyen a revitalizar el potencial crítico de la psicología cualitativa.
Palabras clave: psicología cualitativa; psicología crítica; metodología crítica
Índice
1. Introducción
2. Psicología crítica
3. Consideraciones ontológicas y epistemológicas de la investigación cualitativa
4. La investigación cualitativa desde la psicología crítica
5. Alternativas para revitalizar la actividad crítica
6. Consideraciones finales
En el campo de la psicología, los llamados métodos cualitativos de investigación surgieron al amparo de una serie de denuncias sobre las insuficiencias de los métodos cuantitativos para abordar la complejidad psicológica (véase DOMÈNECH & IBÁÑEZ 1998; IBÁÑEZ 2001; GERGEN 1973). Se denominó psicología cualitativa a la psicología que se apropió de tales métodos. La prominencia de los métodos cuantitativos dentro de la psicología era asociada con su adherencia a proyectos de control y normalización de las poblaciones. La psicología cualitativa se exponía como una respuesta crítica ante la hegemonía de los métodos cuantitativos. La utilización de métodos cualitativos de investigación suponía un posicionamiento crítico y político ante una institucionalidad científica dominada por lo cuantitativo. Sin embargo, como bien plantea ST. PIERRE (2006): "Qualitative researchers, who have, for a number of years, enjoyed the freedom to just do their work, are now experiencing intrusions from the government and other powerful groups" (p.678). Esto supone que en la actualidad, algunos métodos cualitativos ya han sido institucionalizados, y por tanto cooptados por una racionalidad científica que ha intentado objetivar los mismos. Es decir, lo que en un momento fue crítico y desestabilizador, se ha acomodado a la racionalidad científica (FREEMAN, DeMARRAIS, PREISSLE, ROULSTON & ST. PIERRE 2007; ST. PIERRE & ROULSTON 2006) y en consecuencia, ha producido una nueva ortodoxia en la psicología cualitativa que debe ser interrogada. Sobre este proceso ST. PIERRE (2006) afirma que: "We are encouraged to develop a 'culture of science,' and that science does not seem to be qualitative. Disciplinary words such as rigor, rationality, validity and real science are cropping up in discussions of qualitative inquiry" (p.679). La incorporación de estos conceptos en las discusiones cualitativas sugiere el acomodo institucional que hemos mencionado. En Puerto Rico, la Unión Puertorriqueña de Investigadores Cualitativos (UPIC), una organización sin fines de lucro, tiene como uno de sus propósitos, promover la investigación "científica" de naturaleza cualitativa" en distintas disciplinas y estimular el estudio del "método" cualitativo (UPIC, 2012). Es decir, se asume que lo cualitativo es científico y que puede agruparse bajo un solo método. [1]
En el siguiente trabajo, pretendemos ofrecer puntos de reflexión que contribuyan a revitalizar la actividad crítica en la psicología cualitativa. Nos interesa enmarcar la discusión al interior del campo conocido como psicología crítica, donde se reconoce la necesidad de problematizar continuamente las formas de producción de conocimiento. En la segunda sección del artículo, exponemos la psicología crítica como el campo teórico desde el cual nos posicionamos respecto a la cooptación de la psicología cualitativa. En la tercera sección, exponemos el surgimiento de la psicología cualitativa y varios entendidos ontológicos y epistemológicos que, si son tomados en cuenta, dificultan dicha cooptación. En la cuarta sección, exponemos lo que a nuestro juicio caracteriza la investigación crítica desde lo cualitativo. Finalmente, en la quinta sección, mencionamos algunas alternativas investigativas que, a nuestro juicio, posibilitan la revitalización de la actividad crítica. [2]
Para enmarcar la exposición, nos ubicamos desde el campo teórico conocido como psicología crítica. La psicología crítica es un campo heterogéneo que acoge en su interior múltiples perspectivas teóricas, pero cuyo foco de atención es el mantenimiento de un continuo cuestionamiento de los supuestos teóricos y metodológicos con los que se produce conocimiento en la psicología. Este campo investigativo se produce como respuesta a la psicología tradicional cuyo fundamento es su amparo teórico en la racionalidad científica moderna (CABRUJA-UBACH & GARAY-URIARTE 2005; DOMÈNECH & IBÁÑEZ 1998; WALLERSTEIN 2006 [1996]). La psicología tradicional se refiere a la práctica de la disciplina que es heredera de la tradición positivista donde el progreso, la búsqueda de leyes, el pragmatismo y la objetividad son características fundamentales del conocimiento científico. En términos metodológicos, la psicología tradicional se adhirió a los métodos cuantitativos de investigación. El método es lo que le dará status de cientificidad a las afirmaciones que se hacen desde la psicología. Es decir, la producción de conocimiento psicológico se estimó determinada por una metodología científica prescriptiva, desde donde se evaluó su legitimidad. Esta adhesión irreflexiva y hasta cierto modo reverencial del método ha sido llamada por algunos/as como metodolatría (YANCHAR, GANTT & CLAY 2005). [3]
La psicología crítica surge como consecuencia de una serie de denuncias a la psicología tradicional1). Muchos de las denuncias se enfocaban en demostrar los problemas que suponía la utilización de los métodos de las ciencias naturales ortodoxas para definir los fenómenos psicológicos (véase GERGEN 1973). Además, se denunciaban los estrechos vínculos de la psicología tradicional con proyectos de control y normalización de las poblaciones (véase BRAUNSTEIN, PASTERNAC, SAAL & BENEDITO 2003 [1975]). Ante estas denuncias, la psicología crítica se planteó como un campo investigativo donde se asume la necesidad de una vigilancia epistemológica constante al interior de la disciplina. La problematización de las teorías, métodos y del conocimiento que se produce en la disciplina serán el foco de atención de este campo investigativo. Este continuo cuestionamiento crítico no es ajeno a la ciencia, pues como bien indica MONTERO (2004):
"La crítica es entonces parte inherente al carácter científico de una disciplina, pues ella ayuda a trazar la línea que separa el conocimiento de la ciencia, del saber revelado o de la fe ciega. Es ella la que impide que el conocimiento producido en un determinado momento se convierta en dogma" (p.21). [4]
La crítica es entonces parte inherente al carácter científico de una disciplina. Es ella la que impide que el conocimiento producido en un determinado momento se convierta en dogma (MONTERO 2004). [5]
Como consecuencia de las críticas a la psicología tradicional, emergieron nuevas alternativas teóricas para comprender la complejidad psicológica. Estas propuestas alternativas tienen, según IBÁÑEZ (2001), los siguientes elementos comunes: 1. antipositivismo; 2. reconocimiento del ser humano como agente parcialmente autodeterminado; 3. sensibilidad particular hacia el carácter histórico o construido de las realidades psicosociales; 4. importancia del lenguaje y la significación; 5. atención hacia la relacionalidad práctica; 6. interés hacia los procesos concretos de la vida cotidiana; 7. conciencia de las implicaciones de todo tipo a partir de la reflexibilidad del conocimiento. Estas alternativas teóricas supusieron la incorporación de métodos cualitativos de investigación tales como el análisis de discurso (en sus múltiples variedades), estudios de casos, historias de vida, historia oral, teoría fundamentada o grounded theory, entre otros. Por ende, supuso la incorporación y constitución de una psicología cualitativa. [6]
En la actualidad, algunos de los métodos de investigación cualitativos han penetrado la institucionalidad académica. Poco a poco han ganando un sitial (aún secundario) dentro de la actividad investigativa. Ya hay congresos internacionales dedicados a la exposición de las "mejores" investigaciones cualitativas (por ejemplo, el Congress of Qualitative Inquiry de la Universidad de Illinois; Encuentro de Investigación Cualitativa de la Universidad del Bío Bío en Chile; Encuentro de Investigadores Cualitativos de Puerto Rico, entre otros). En varias universidades, ya existen cursos donde se dicta cómo se debe hacer una "buena" investigación cualitativa. También hay una proliferación de libros o manuales sobre cómo llevar a cabo una "buena" investigación cualitativa. A modo de ejemplo, veamos la descripción del libro "Qualitative Psychology: A Practical Guide to Research Methods":
"Each chapter offers a short theoretical introduction to the approach and then offers a step-by-step guide to conducting psychological research by that method. The contributors are all recognized international experts; indeed many of them are key figures in either the inception or development of their approach, and each has extensive experienced, using, teaching and writing about it" (SMITH 2008, p.3). [7]
Con esta cita no nos interesa hacer una crítica directa a los/as autores/as de este tipo de libros (la gran mayoría de estos autores/as han hecho excelentes aportaciones a la investigación cualitativa). Lo que nos interesa destacar es que la existencia de este tipo de libros sugiere el nacimiento de una nueva ortodoxia en la psicología cualitativa. Mediante este tipo de textos se imponen una serie de "pasos prácticos" para el uso de los métodos de investigación cualitativos. Lo anterior supone (en ocasiones) un excesivo ordenamiento del modo de "proceder" al usar el método cualitativo en cuestión. La flexibilidad, reflexividad, sensibilidad y creatividad que requería el acercamiento cualitativo a determinado fenómeno se ve limitada. En el proceso de institucionalización, algunos de estos métodos cualitativos han perdido su potencial crítico. [8]
La existencia de congresos, cursos universitarios y libros o manuales dedicados a la psicología o investigación cualitativa sugiere un relativo acomodo institucional (IBÁÑEZ 2003; IÑIGUEZ-RUEDA 2003) de la investigación cualitativa. Esto es, lo que en un momento fue crítico y contestatario se convierte en la norma. Sería ingenuo, como bien plantea MONTERO (2004), creer que porque tales movimientos fueron críticos en sus inicios, su uso los hace automáticamente críticos. El acomodo institucional de algunos métodos cualitativos, sugiere la necesidad de re-activar los referentes críticos que una vez fueron su fundamento. O como bien plantea ST. PIERRE (2011), empezar a pensar en una era post-cualitativa, donde una de las vertientes sea la revitalización de la crítica. [9]
Cuando se le preguntó a FOUCAULT (2007), ¿qué es ser crítico?, él contestó como el arte de no ser tan gobernados. Esta frase nos provee un "pie forzado" para adentrarnos en un quehacer de resistir la fuerza de la cooptación institucional. La institucionalización se manifiesta en la seriación, clasificación y por tanto prescripción de una práctica "adecuada" en el modo en que se lleva a cabo una investigación. El alejamiento de las conceptualizaciones teóricas, que una vez fueron críticas, es una manifestación clara de prácticas acríticas. En este ejercicio de constante revisión, son varias las preguntas que reexaminan y ponen en escena fuerzas ocultas que inciden en la mecanización de las prácticas sociales (entendiendo a las metodologías como prácticas sociales), tales como: ¿Quiénes se benefician con la institucionalización de ésta práctica? ¿Qué instituciones están detrás de la cooptación de las metodologías? ¿Qué posibles agendas puedan tomar esas reconfiguraciones de las prácticas investigativas acríticas? ¿Cómo las manifestaciones del poder se exponen para trazar estrategias de desestabilización? Diversas preguntas ontológicas, epistemológicas, políticas y éticas son necesarias para retomar aquellos métodos que son o están siendo cooptados. [10]
Si tomamos la elaboración de GARCÍA-CANCLINI en su obra "Consumidores y Ciudadanos" (1995) sobre el consumo como práctica social, podemos entender los métodos como mercancía en el contexto del Capitalismo contemporáneo. Siguiendo esa línea, si tomamos la empresa de la ciencia como modo de producción social de prácticas, como las concernientes a la metodología, la intención de dicha empresa es favorecer a los métodos más ávidamente consumidos. Los métodos son consumidos por agentes que representan la institución académica y/o gubernamental, como científicos, estudiantes y teóricos. Por lo tanto, la tendencia científica al modo de producción empresarial se nutre de la institucionalización de aquello consumido (demandado), y por tanto, más fácilmente reproducido. El consumo como espectro ampliado del capital, provee también un acercamiento a las prácticas sociales de la metodología para ejemplificar la tendencia al acomodo institucional. [11]
Debemos aclarar que si bien la institucionalización de la psicología cualitativa atenta contra su potencial crítico, la no adhesión a esquemas institucionales tampoco es garantía de un mantenimiento de la actividad crítica. Hay posicionamientos "contestatarios" que si bien no ocupan un lugar privilegiado en instituciones académicas, con el tiempo pierden su potencial desestabilizador. Ahora bien, aunque la des-institucionalización en sí, no garantiza una actividad crítica, sí se libera un espacio para dicha actividad2). La des-institucionalización como no-garantía de la actividad crítica es hablar de la propia ontología de lo que es crítico. FOUCAULT (2007) habla que ser crítico necesariamente es un acto de resistencia sin un contenido o conocimiento totalizador. Es decir, es aquel movimiento de revisión y suspicacia constante que por definición no puede estar subyugado por un saber-poder específico. Por lo tanto, la actividad crítica debe ser móvil, fluida, estratégica, que genere preguntas, que inquiete y que promueva re-pensarnos continuamente. [12]
3. Consideraciones ontológicas y epistemológicas de la investigación cualitativa
Una dimensión importante para revitalizar la actividad crítica y evitar la cooptación institucional es tener en cuenta los supuestos ontológicos y epistemológicos de la psicología cualitativa. Para entender esto, es necesario conocer cuál es la preocupación principal de la psicología cualitativa, es decir, de la psicología que ha asumido metodologías cualitativas, y cómo surgió. La psicología cualitativa: "tiene una preocupación con la experiencia humana en toda su riqueza" (ASHWORTH 2008, p.4). También, "algunos investigadores cualitativos se preocupan por el "lifeworld" y tratan de dar una descripción más fenomenológica dentro de un reino particular de significados" (p.5). Es decir, que la psicología cualitativa da énfasis al rango de interpretaciones de los/as sujetos sobre sus experiencias, pues se asume que las personas formulan su realidad (ASHWORTH 2008). [13]
En la historia de la psicología no hubo un enlace entre el estudio de la experiencia y la metodología cualitativa, porque la metodología experimental en un principio se utilizó para estudiar la experiencia también. Sin embargo, era una dimensión distinta de la experiencia, que con influencia de la física trataba de encontrar la relación entre el mundo exterior y el mundo interno. Como ejemplo de esto están las investigaciones de FECHNER y WUNDT (ASHWORTH 2008). Luego, con el conductismo y el cognitivismo, se rechazó la experiencia, de acuerdo a los supuestos epistemológicos y ontológicos del positivismo. Algunos supuestos positivistas en psicología dirigen la investigación hacia la búsqueda de una realidad objetiva, defendiendo la posibilidad de explorar un mundo exterior (o interior) "tal como es", es decir, sin que medie la subjetividad del/la investigador/a. El positivismo se fundamenta, por tanto, en una ontología realista. Esto ha implicado una legitimación de aprehender un conocimiento objetivado –pretendido como cercano a una verdad última – sobre un mundo físico, externo (o interno) e independiente de la experiencia humana (WILLIS, JOST & NILAKANTA 2007). [14]
Más adelante, en la fenomenología de HUSSERL, hubo un retorno a los conceptos de la experiencia concreta como crítica a los conceptos abstractos de las teorías psicológicas (ASHWORTH 2008). La época de los 60's también trajo cambios importantes. Entre ellos, la crisis de la psicología social, dio paso a corrientes como las del construccionismo social. [15]
Desde el construccionismo social se empieza a ver a la persona, no tanto que percibe, como sostenía ALLPORT, sino que construye el significado (ASHWORTH 2008). A pesar de que el construccionismo social es una orientación teórica de la psicología social, también es una ontología en la psicología cualitativa y se hace referencia a ella como constructivismo3). El constructivismo, ontológicamente, nos dice que la realidad es una construcción. Es decir, que la realidad se produce en las relaciones sociales porque las personas describen, explican o dan cuenta del mundo en el cual viven. Por tal razón, el lenguaje no es un simple medio de comunicación, sino que participa de la construcción de lo social. El constructivismo, en tanto orientación teórica paralela, es relativista en el sentido en que múltiples realidades van a co-existir, aunque existen discursos que se pueden objetivizar y sirven de referentes para las construcciones (GUBA 1990). Por otro lado, el constructivismo se asemeja al nihilismo en el sentido de que niega una verdad absoluta. Sin embargo, esto no significa que no se puedan, como se mencionó, constatar algunos discursos y prácticas y posicionarse ante ellos ética y políticamente. El supuesto epistemológico del constructivismo es subjetivista porque e/la investigador/a no se puede separar de su objeto de estudio, y por tanto es un co-constructor/a activo/a de lo producido en la investigación (GUBA 1990; ALVESSON & SKÖLDBERG 2009). [16]
La psicología cualitativa también tiene otras orientaciones teóricas con dimensiones ontológicas y epistemológicas diferentes. Entre ellas la teoría crítica. La misma es una categoría que engloba perspectivas como el neo-marxismo, el feminismo, entre otras y aunque sean diferentes en sí, se distinguen por rechazar que se puede adoptar una posición neutral o sin ningún valor mediando, ante el objeto de investigación (GUBA 1990). Esto implica que se asume que los valores entran en cualquier cuestionamiento y que el cuestionamiento, entonces, siempre es político (GUBA 1990; ALVESSON & SKÖLDBERG 2009). A pesar de que la teoría crítica puede tener una ontología relativista como en los casos del construccionismo y el constructivismo, también puede tener una ontología realista crítica; la misma estipula que hay un mundo independiente a los/as humanos/as, y que hay estructuras profundas en ese mundo que pueden ser representadas por teorías científicas. El realismo crítico, aunque comparte con el positivismo la búsqueda de teorías científicas, se distancia de él en que su objetivo no es el descubrimiento de patrones predecibles (o sujetos a las probabilidades) y en que busca la transformación del mundo por medio de las explicaciones que se producen (ALVESSON & SKÖLDBERG 2009). Epistemológicamente, al igual que el constructivismo, la teoría crítica es subjetivista porque asume que el/la investigador/a tampoco puede separarse de su objeto de estudio, pues sus valores e intereses particulares están mediando en el mismo (GUBA 1990; ALVESSON & SKÖLDBERG 2009). [17]
Las implicaciones de estos supuestos ontológicos y epistemológicos en la psicología cualitativa son varias. Entre ellas, que cualquier investigación siempre estará mediada por la interpretación de los investigadores/as y el contexto particular en el cual surge y es desarrollada. También supone que el conocimiento que se produce no es final ni exhaustivo, así como no correspondiente con una sola realidad ontológica. Esto último es importante, ya que la validez de los estudios cualitativos no se puede medir con los referentes de validez de las investigaciones cuantitativas. Por último, también supone que el conocimiento que se produce se da bajo una doble hermenéutica. Por lo tanto, la simple utilización de métodos cualitativos, sin la consideración de sus supuestos ontológicos y epistemológicos, quebranta los cimientos mismos de la psicología cualitativa. [18]
4. La investigación cualitativa desde la psicología crítica
Como es de esperarse ante la diversidad de posicionamientos que dialogan en el preámbulo de la aplicación de las metodologías cualitativas en psicología, una investigación crítica dirigida a promover la emergencia de conocimiento problematizador también puede tener diversos matices. En correspondencia con nuestro modo de comprender la psicología crítica, una investigación crítica podría concebirse como un proyecto de indagación y producción de conocimiento dirigido al continuo cuestionamiento de la disciplina, con una clara intención revisionista. Muchas veces es vinculada con la problematización de la disciplina en su relación a prácticas que corresponden al mantenimiento de una sociedad valorada como inequitativa, cuyas consecuencias políticas conllevan la perpetuación del racismo, sexismo, intolerancia religiosa, explotación socio-económica, entre otros fenómenos sociales (TEO 1999, 2005; RODRÍGUEZ-AROCHO 2010). Una investigación crítica no tiene que de por sí ser cualitativa. A la inversa, no toda utilización de metodologías cualitativas constituirá de facto una investigación crítica. O puesto aún de otra manera, una psicología cualitativa y una psicología crítica pueden ser incompatibles, cuando no deberían serlo al tomar en cuenta los orígenes contestatarios de la primera. Esto no significa que una corriente de pensamiento investigativo, en la actualidad, deba reducirse a la otra. Retomar su correspondencia y compatibilidad puede ser una acción teórica de importancia. [19]
Mientras se subsuman acercamientos cualitativos a los supuestos de la psicología tradicional – comúnmente caracterizada por ontologías realistas, epistemologías positivistas y metodologías cuantitativas – se reduce su potencial crítico, en tanto se incorpora a la institucionalidad que intenta cuestionar en principio. Muchas investigaciones cualitativas, epistemológicamente, sirvieron para confrontar al realismo y al objetivismo como valores de la modernidad, comprendiendo que los saberes producidos en psicología no son apolíticos (GONZÁLEZ-REY 2000). Además, defendieron que todo saber diseminado conlleva una repercusión social, en tanto no existe separado de las redes socio-culturales en donde se conforma. Es decir, la integración del giro cualitativo en psicología rompe con un paradigma cientificista rígido, a menos que sus utilizaciones se reduzcan a elementos tecnocráticos y superficiales. [20]
Parte de las dificultades que dan paso a la cooptación institucional se han posibilitado por un traslapo poco reflexivo de la propia definición operacional de "método" a las investigaciones cualitativas en psicología o psicología cualitativa. Desde la psicología tradicional, se ha podido establecer el método (experimental, correlacional, etc.) como una serie de pasos o etapas, preestablecidas por investigaciones previas y relativamente compulsorias, desde las cuales se debe determinar el acercamiento a un fenómeno (GONZÁLEZ-REY 1996, 2000). Desde las ontologías realistas en que se amparan, hay un entendido en que es a través del método desde donde se puede obtener acceso a realidades exteriores a la experiencia humana y desde el cual se extraen datos del Mundo para ser sometidos a análisis posteriores. Si la metodología cualitativa se materializa en un proyecto investigativo como proceso por el cual se busca conocer realidades independientes reconocidas como objetivas y universales (epistemologías positivistas), lo cualitativo puede que deje de proceder como crítico. Una investigación cualitativa en psicología, en cuanto se quiera revitalizar su potencial crítico, debe partir de supuestos alternativos (WILLIS et al. 2007). Aún si sus supuestos no se adhieren a una normativa cientificista rígida, cuando se defienden como dogmas prescritos, se dificulta que lo cualitativo cumpla una función transformadora en tanto reivindica un modo similar de operar que no admite innovación, problematización o diversidad. [21]
Una reforma metodológica en psicología, que atienda las intenciones comunes que comparten los diversos posicionamientos contestatarios de la tradición cualitativa, requeriría más que la aceptación abierta de metodologías cuantitativas y cualitativas. Algunos autores/as han reconocido que todo método se sustenta, explícita o implícitamente, sobre una teoría de lo que se quiere indagar y de cómo hacerlo, sobre una epistemología científica que sugiere una respuesta a cómo funciona el conocimiento y para qué propósito (GONZÁLEZ-REY 1996, 2000; TEO 2005). Históricamente, en psicología, se realizó una inserción de los métodos de las ciencias naturales ortodoxas, constituidos para acercamientos a fenómenos distintos a los que comúnmente indaga la psicología. Esto quiere decir que, en principio, todo método es una extensión teórica, y por tanto, fijado dentro de los límites de las redes de supuestos en que se circunscribe. Como consecuencia, todo método es inherentemente limitado, parcial e histórico, en tanto forma parte de una u otra tradición científica o disciplinar (YANCHAR et al. 2005). [22]
Desde la psicología crítica, una elección metodológica requeriría revisar los variados supuestos implícitos que acompañan toda proposición y decisión metodológica, lo cual debe implementarse como un proceso continuo. Esta es también la apuesta de la psicología de corte cualitativo. Por tanto, el énfasis no está en el pluralismo metodológico (lo cualitativo, lo cuantitativo, métodos mixtos, etc.) que ha sido aceptado mediante un acomodo institucional a la ciencia psicológica, sino mediante un cuestionamiento reflexivo continuo, informado teórica e históricamente (YANCHAR et al. 2005). En tanto extensión teórica que sugiere técnicas y modos de accionar indagaciones, el método es un nodo en las redes de intencionalidades de los investigadores e investigadoras. Se materializa, a su vez, sobre diversos saberes paradigmáticos que pueden ser constitutivos de sí como sujetos que investigan. Luego, una investigación crítica reconoce que las complejas dinámicas de subjetivación median en toda producción de conocimiento, o lo que es lo mismo decir, no puede existir método – cualitativo o cuantitativo – que produzca datos universales u objetivos. Por otro lado, una investigación cualitativa, en tanto agente desestabilizador, no corresponde con una definición instrumental. Como aclara GONZÁLEZ-REY:
"La definición cualitativa de la investigación, el diagnóstico y las prácticas psicológicas son una opción epistemológica, teórica e ideológica frente a las prácticas cuantitativas dominantes en psicología. Quienes sólo ven la diferencia metodológica, por lo general distinguen lo cualitativo y lo cuantitativo en el nivel de las técnicas o de alguna operación aislada de la producción de conocimiento y, con frecuencia, se mantienen al mismo nivel epistemológico de aquellos enfoques que critican, como ha sido el caso de algunos investigadores cualitativos centrados en el momento empírico" (2000, p.33). [23]
La comprensión de cuáles preguntas se quieren indagar, cómo se están formulando, qué tema o fenómeno se está investigando y para qué propósito son principios reflexivos de mucha importancia. Partiendo de una definición de método como una teoría de indagación contextualizada y emergente – aunque sujeta a una historicidad científica – YANCHAR et al. (2005) plantean que un método denominado como crítico: 1. resta énfasis al elemento tecnocrático y privilegia la formación y crítica teórica para crear una orientación práctica (en contraposición a establecer una desvinculación entre epistemología y metodología); 2. reconoce la apertura a la continua transformación de las sutilezas metodológicas en tanto se presenta como sensible ante las especificidades contextuales y experienciales a las que está sujeta toda investigación; 3. trata al marco filosófico científico subyacente de manera explícita (supuestos ontológicos, históricos, epistemológicos, axiológicos, etc.), y como abierto a la continua revisión y examinación al reconocerse como producciones humanas situadas y temporales y 4. se dirige hacia la construcción de argumentos sobre un fenómeno dado que no alude a la posibilidad de conocer o extraer un fenómeno en sí. Implícitamente, hay en estas sugerencias un distanciamiento de los modos de operar característicos de la psicología tradicional. Reconocemos, además, que nuestro posicionamiento presentado como crítico está sujeto a las mismas dinámicas propuestas, asumiendo una aplicación recursiva de lo que precisamente propone. [24]
Otros autores/as enfatizan otro aspecto importante desde una psicología crítica, que incluye a las metodologías incorporadas a ella: la explicitación de las dimensiones socio-políticas e ideológicas que puedan ser señaladas en todo proyecto investigativo (IBÁÑEZ 1997; TEO 1999, 2005). En tanto toda producción y diseminación de conocimiento psicológico puede incidir e impactar las diversas esferas sociales en donde coexistimos, toda producción de conocimiento psicológico cumple una función política de forma deliberada o de maneras inadvertidas. Es decir, la psicología no existe por encima de las redes socio-políticas y culturales que conforman uno u otro sistema humano. Lo que proponemos mediante esta descripción, por tanto, es un retomar reflexivo de la psicología crítica como punto de partida para la psicología cualitativa, en calidad de estrategia, para confrontar la cooptación que reduce su potencial transformador. Es decir, hablar de psicología crítica debe implicar, aunque no de forma rígida o exclusiva, acercamientos cualitativos. La distinción entre psicología crítica y psicología cualitativa ha sido una distinción histórica que debería repensarse para evitar confusiones con la tradición positivista y pospositivista de la ciencia psicológica. [25]
5. Alternativas para revitalizar la actividad crítica
La reexaminación y la visibilización son estrategias de resistencia en sí mismas. Aquí resistencia es propuesto más del lado de su definición epistemológica resister (en francés) o resistere (en latín) que significa "oponerse a". Metodologías cualitativas críticas se oponen a Metodologías cualitativas acríticas por medio de desvelar los presupuestos ontológicos, epistemológicos y ético-políticos. No obstante, la subversión por medio de medios metodológicos alternativos también es una opción. [26]
Una de las alternativas para mantener la actividad crítica dentro de la investigación cualitativa es el análisis crítico de discurso (ACD). El ACD es un tipo de investigación analítica que estudia la forma en que los discursos son utilizados para establecer, legitimar, reproducir y resistir relaciones de poder. El ACD no examina el uso del lenguaje en sí mismo, sino su relación con prácticas sociales. Este enfoque permite examinar la forma en que determinados problemas sociales (tales como el racismo, sexismo, homofobia, etc.) tienen una dimensión discursiva. A través del uso del lenguaje se contribuye a la reproducción y/o transformación de la sociedad. En la medida en que se transforman los discursos, se pueden transformar también las relaciones de poder que se mediatizan a través de los mismos (VAN DIJK 1999, VAN DIJK & ATHENEA DIGITAL 2001; FAIRCLOUGH & WODAK 1997; KENDALL 2007). El ACD sirve para cuestionar el modo en que las relaciones de poder se vinculan con los discursos (particularmente con aquellos que se promueven desde la academia). [27]
Otra de las alternativas críticas es el uso del fractal como metáfora explicativa de un fenómeno. VICENTE-PESTANA (1999) nos expone que Mandelbot – desde la geometría – define un fractal como aquello que está entre la dimensión de lo lineal (la primera dimensión), entre la dimensión de la superficie y/o entre la dimensión del volumen. Siguiendo la mirada de la teoría de la complejidad (MORIN 1995), lo fractal sirve como metáfora para enfocar en los fenómenos sociales desde la no-linealidad, la autosemejanza y la recursividad e incluso desde un caos determinante o indeterminado. Un método fractal partiría, entendería y buscaría las formas, contornos, autosemejanzas, no-linealidades, caos en los fenómenos de la subjetividad y la socialización. Si en otros métodos positivistas miraban a las relaciones causales lineales y patrones predecibles, el método fractal funge como métáfora que apunta específicamente a las contradicciones, la recursividad, la autosemejanza, y otras características del fenómeno. Esta versatilidad ontológica y epistemológica de éste método subvierte las limitaciones y el control que implica un método tecnocrático, expone un vínculo claro entre teoría y método y permite la creatividad y libertad para acercarse al fenómeno. [28]
La reclamación y validación de la experiencia de la mujer a través de la escucha de las voces femeninas ha sido central en las críticas feministas a la epistemología occidental, y constituye otro ejemplo (KITZINGER 2004). Las científicas sociales feministas denunciaron como "los hombres han definido la realidad en sus términos, legitimando su experiencia y su versión particular de los eventos, mientras que la experiencia de la mujer quedó negada, trivializada o tergiversada" (p.125). Desde una epistemología feminista, el método principal de investigación ha sido el de la escucha de las mujeres y como ellas dan cuenta de su experiencia (KITZINGER 2004). Una de las formas en que esto se hace es formulando preguntas de investigación desde las experiencias cotidianas de las mujeres y darle prioridad a los informes de esa experiencia por parte de ellas. A través de esto, se han rescatado nuevas formas de nombrar sus experiencias. Entre ellas, por ejemplo, el término de acoso sexual en las investigaciones feministas del trabajo. [29]
El análisis interpretativo fenomenológico (AIF), por otro lado, deviene de una larga tradición fenomenológica en psicología, sugiriendo unos acercamientos particulares a los fenómenos bajo estudio. Se ampara metodológicamente en una tendencia anti-reduccionista, que intenta estudiar los fenómenos psicológicos en términos de procesos, relaciones entre múltiples dimensiones y en términos de actividad interpretativa en el lenguaje. El AIF va dirigido, primordialmente, a explorar la experiencia de un/a sujeto sobre un objeto, concepto o evento (SMITH & OSBORN 2008). En tanto se sustenta sobre una ontología relativista que no propone conocer una realidad absoluta, tanto por parte del investigador/a como por el/la participante de la investigación, su énfasis está en la interpretación o vivencia del/de la sujeto sobre el fenómeno de interés y no en el fenómeno en sí. Por esto, técnicas cualitativas de recopilación de narrativas como las entrevistas cualitativas estructuradas o semi-estructuradas, técnicas discursivas o autobiografías, son privilegiadas para el estudio de algún fenómeno según vivido, en toda su complejidad, por la persona participante de la investigación (SMITH & OSBORN 2008). Este método acarrea, por su configuración, una problematización de las relaciones de poder que operan en la investigación psicológica tradicional. [30]
La etnografía crítica se puede entender como una forma de etnografía convencional, con un propósito distintivamente político, que rechaza cualquier tipo de alusión a objetividad e imparcialidad. Este método es distintivamente crítico por su explícito posicionamiento, su énfasis en lo dialógico y en su vínculo estrecho entre la teoría y el método (MADISON 2005). La etnografía crítica es una etnografía política que, manifiestamente, expone sus posicionamientos éticos, filosóficos y subjetivos, haciendo un énfasis en la reflexividad crítica de las manifestaciones empíricas con las que el etnógrafo interactúa. Por otro lado, el énfasis dialógico en presentar y representar a la otredad se no se expone como una voz ausente de la conversación e influencia del etnógrafo, ni como una voz subjetiva que representa el fenómeno a través del tiempo, sino como una dialéctica que hace énfasis en lo relacional de los fenómenos. La etnografía crítica también tiene un vínculo estrecho entre la teoría y el método al punto de MADISON (2005) indicar que "la etnografía crítica es la praxis de la teoría crítica" (p.6). [31]
Hemos establecido que algunas dimensiones de la psicología cualitativa han cooptadas a través la institucionalidad que representa la racionalidad científica heredada de la modernidad (con sus proyectos de normalización, control y fiscalización poblacional). Un proceso de cooptación conlleva una actitud asimilista o de apropiación, en donde la diferencia u oposición se adhiere a unas normativas preestablecidas por el grupo de mayor consenso y privilegio. A través de la institucionalización de la investigación cualitativa y su adherencia – en ocasiones forzada – a paradigmas científicos tradicionales, la psicología cualitativa está perdiendo aquél potencial crítico desde donde erigió. Ante esto, proponemos una revisión crítica de los supuestos ontológicos y epistemológicos de la psicología cualitativa y la psicología crítica. Las implicaciones de los supuestos ontológicos y epistemológicos en la psicología cualitativa, como la teoría crítica y el constructivismo suponen que cualquier investigación siempre estará mediada por la interpretación de los investigadores/as y el contexto particular en el cual surge y es desarrollada. De este modo, el conocimiento que se produce no es final ni exhaustivo, así como no correspondiente con una sola realidad ontológica y que el conocimiento que se produce se da bajo una doble hermenéutica. [32]
En correspondencia con nuestro modo de comprender la psicología crítica, una investigación crítica podría concebirse como un proyecto de indagación y producción de conocimiento dirigido al continuo cuestionamiento de la disciplina, con una clara intención revisionista; vinculada con la problematización de la disciplina en su relación a prácticas que corresponden al mantenimiento de una sociedad valorada como inequitativa. Por lo tanto, la simple utilización de métodos cualitativos, sin la consideración de sus supuestos ontológicos y epistemológicos y el uso poco reflexivo de la propia definición operacional de "método" a las investigaciones cualitativas quebranta los cimientos mismos de la psicología cualitativa. Para atender esto, proponemos métodos alternos, como el análisis crítico del discurso, la epistemología feminista, el método fractal, la etnografía crítica, entre otros, para la realización de investigación cualitativa dentro de un marco de psicología crítica. [33]
1) Algunas de estos ataques se vinculan con lo que desde el construccionismo social, se ha identificado como la crítica ideológica, la crítica literario-retórica y la crítica social. Cada una de estas críticas apunta de diferente forma a la necesidad de comprender la producción de conocimiento como una empresa eminentemente social (GERGEN 1996; GERGEN & GERGEN 2008). Desde la psicología crítica, se asume la importancia de tomar en consideración la dimensión social en la producción de conocimiento. <regresar>
2) Este punto solo podemos aclararlo ya que implica un debate que bien puede ser material de otro artículo. <regresar>
3) GUBA (1990) utiliza el término constructivista en lugar de construccionismo social. El término constructivismo está asociado a la revolución cognitiva y se utiliza para denominar las tendencies que surgieron de dicha revolución y que trascienden la disciplina de la psicología. A propósitos de este artículo se utiliza el término constructivismo para hacer referencia a la ontología y construccionismo social a la corriente teórica. <regresar>
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Samuel COLON-DE LA ROSA, Ph.D. Nació en San Juan, Puerto Rico. Culminó su doctorado en psicología en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Su disertación doctoral se titula "La construcción discursiva de la adolescencia en la investigación psicológica contemporánea". Sus intereses de investigación son: psicología crítica, métodos de investigación, gubernamentalidad, derechos humanos, justicia social, entre otros. Actualmente se desempeña como profesor en la Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras y Bayamón, Además trabaja como Especialista en investigación del Proyecto Título V Graduado en la Universidad Central de Bayamón.
Contacto:
Samuel Colón De La Rosa
RR 36 Box 8355 San Juan
P.R. 00926
Puerto Rico
Tel.: 1-787-764-0000 Extensión 7917
E-mail: samuelcolon912@gmail.com
URL: http://samuelcolon912.weebly.com/
Nicole M. VÉLEZ-AGOSTO, Ph.D. Nació en San Juan, Puerto Rico. Culminó su doctorado en psicología Académica Investigativa en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Sus intereses de investigación son: la cibercultura, la epistemología e investigación cualitativa, la psicología crítica y el uso del método emergente constructivista en las narrativas de suicidio en grupos de discusión cibernéticos.
Contacto:
Nicole Vélez-Agosto
Calle Yaurel NN-27 Mansiones de Carolina
Carolina PR 00987
Puerto Rico
E-mail: leeluh.hack@gmail.com
David LÓPEZ-GARAY, M.A. Nació en San Juan, Puerto Rico. Culminó su grado de maestría en el área de psicología académica/investigativa en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Actualmente es el Coordinador de Actividades Comunitarias del Comité de Estudiantes de la Asociación de Psicología de Puerto Rico y trabaja como asistente de investigación en el Instituto de Investigación Psicológica de Puerto Rico. Sus intereses de investigación son: psicología crítica de la inteligencia, ontología e investigación, psicología política y corrientes constructivistas en psicología.
Contacto:
David López-Garay
C. Puerto Príncipe #961
Urb. Las Américas, San Juan
PR 00921
Puerto Rico
E-mail: navy_borinqueneer@hotmail.com, davidlopez@uprrp.edu
Carlos RIVERA-SANTANA, M.A. Nació en Nueva Jersey en los Estados Unidos, pero ha vivido la mayoría de su vida en Puerto Rico. Posee una Maestría en Artes con especialidad en psicología Social-Comunitaria. Actualmente trabaja en una investigación, conducente a su doctorado, acerca del concepto de la Colonización y sus manifestaciones en Puerto Rico y Australia, en la Universidad de Queensland en Australia y tiene una posición de lecturer en el Australian Instutute of Psychology. Sus intereses de investigación transitan entre los temas de la psicología crítica, la colonización, metodologías críticas, política pública, psicología comunitaria, movimientos sociales, entre otros.
Contacto:
Carlos Rivera-Santana
HC 03 32255 Aguada
P.R. 00602
Puerto Rico
E-mail: unamuno1017@gmail.com
Colón De La Rosa, Samuel; Vélez Agosto, Nicole; López Garay, David & Rivera Santana, Carlos (2012). Hacia una revitalización
del potencial crítico de la psicología cualitativa [33 párrafos]. Forum Qualitative Sozialforschung / Forum: Qualitative Social Research, 13(2), Art. 20,
http://nbn-resolving.de/urn:nbn:de:0114-fqs1202201.