Volumen 8, No. 3, Art. 13 – Septiembre 2007
Género y migración: sentidos e impactos de la experiencia migratoria en las biografías de mujeres latinas en Alemania
Nadia Rizzo
Resumen: Considerando a la categoría de género un elemento teórico relevante en el análisis de la migración, el trabajo indaga sobre los sentidos e impactos de la experiencia migratoria femenina. El primer momento del análisis refiere a la construcción de sentido sobre la experiencia migratoria e intenta recuperar la diversidad y la complejidad de la agencia femenina. El segundo momento se vincula al impacto biográfico que puede producir la migración, abordando específicamente el campo familiar, laboral y socioeconómico. Se identifican, en tal sentido, procesos de acción y procesos de sufrimiento presentes en la migración. Se toma como referente empírico las trayectorias migratorias de dieciocho mujeres latinoamericanas residentes en Frankfurt/M y Mainz, y se lleva a cabo un análisis cualitativo de las biografías.
Palabras clave: migración, género, biografía, mujeres latinoamericanas, narrativas, agencia
Índice
1. Introducción
2. Trabajo empírico y consideraciones metodológicas
3. Migración como proceso de género
4. Mujeres inmigrantes: sentidos e impactos
4.1 Deseo y habilidad para migrar
4.1.1 Sentidos
4.1.2 Expresiones de género o "la angustia de mostrar al mundo, de mostrarme a mi misma, que podía hacer algo"
4.1.3 Estrategias y momentos
4.2 Impactos
4.2.1 Campo familiar
4.2.2 Campo laboral
4.2.3 Campo socioeconómico
5. Comentarios finales
Históricamente los movimientos espaciales de poblaciones incluyeron, en mayor o menor medida, la participación de mujeres. Sin embargo consideradas dependientes de migrantes hombres, es decir, consideradas esposas, madres o hijas, fueron subestimadas como objeto de estudio o estereotipadas como dependientes pasivas (ZLOTNIK 2003; MOROKVASIC 1984). La imagen del migrante varón proveedor que migraba con un objetivo económico prevalecía. Así, a la migración laboral le seguía la unificación familiar. Por lo tanto, hasta mediados de la década del setenta pocas investigaciones se han centrado en migración de mujeres o bien han asumido que ésta no difería de la migración masculina (GRIECO & BOYD 2003). A partir de entonces las mujeres dejaron de ser invisibles en los estudios de migración internacional adquiriendo cada vez mayor presencia (KOFMAN 1999). Se estima que ya desde 1960 las mujeres migrantes constituyen cerca de la mitad del total de los migrantes internacionales, siendo mayoría en las regiones desarrolladas (ZLOTNIK 2003; KANAIAPUNI 2000). [1]
En el estudio de la migración el género es un elemento teórico relevante, y permite diferenciar la migración masculina y femenina. Su incorporación debe, por tanto, considerarse no solo como variable de análisis, sino reconocerlo como un conjunto de relaciones sociales que intervienen en la organización de flujos migratorios. [2]
El presente trabajo busca indagar sobre los sentidos e impactos que puede producir la migración. Se analiza la construcción de sentido que las inmigrantes realizan sobre la experiencia migratoria, en tanto actores genéricos, y el impacto biográfico de la migración, abordando específicamente el campo social, familiar y económico. [3]
2. Trabajo empírico y consideraciones metodológicas
Metodológicamente se realizó un análisis cualitativo de las trayectorias migratorias. Las narrativas, que incluyen no solo la descripción de acciones sino también los razonamientos y motivos del actor, son consideradas herramientas privilegiadas de acceso a los marcos interpretativos que los agentes utilizan para construir sus relatos y dar sentido a sus acciones. [4]
El trabajo de campo tuvo dos instancias: notas de campo, obtenidas a partir de la coordinación de encuentros de mujeres inmigrantes latinas, que permitieron reconstruir un primer grupo de biografías y entrevistas en profundidad, que posibilitaron obtener un segundo grupo. A fin de explicitar parte del trabajo empírico, se aludirá primero a la motivación y funcionamiento del taller en donde se recolectaron las notas de campo analizadas en el presente trabajo. [5]
Las notas de campo corresponden a una experiencia de intervención cualitativa dentro del campo del Trabajo Social, y fueron obtenidas a partir de la coordinación de talleres para inmigrantes latinas residentes en Frankfurt/M, con el consentimiento de las participantes. Los encuentros tuvieron lugar una vez por semana en la ciudad de Frankfurt desde Octubre 2004 a Octubre 2005 en una organización social alemana que asiste a mujeres inmigrantes de diversos países1). La mayoría de las mujeres que participaron de esta actividad pertenecen a un estrato socioeconómico medio, migraron por causas familiares y ser amas de casa es uno de sus principales roles en Alemania. Estas notas de campo permitieron reconstruir las trayectorias migratorias de diez mujeres, en un intento de articulación teórico-práctica. [6]
Al trabajar con un tipo de población que se ha desplazado geográficamente y que se encuentra en un escenario de cambios y en un proceso de reorganización personal y social, como es la migración, la finalidad del taller fue la promoción de un espacio de encuentro y contención, desarrollado en español, es decir, en lengua materna. Otro objetivo fue la promoción de un proceso de auto-conocimiento. En la medida que los relatos autobiográficos no implican solo narración sino también reflexión, es decir, auto-evaluaciones de los actos y explicaciones de las propias acciones, se profundizó sobre los elementos reflexivos presentes en las biografías. Asimismo, en los encuentros se buscó que, al narrar sus historias de vida, las mujeres identifiquen, analicen y vinculen a sus propias biografías, roles de género culturalmente construidos para cada sexo, enfatizando aquellos que podrían obstaculizar el propio desarrollo. [7]
La dinámica de trabajo grupal, que incluyó alrededor de diez mujeres en cada encuentro, se basó en expresar, compartir y reflexionar sobre relatos biográficos espontáneos que incluyeron narración, descripción y argumentación de diferentes hechos y procesos sociales vinculados a sus historias de vida, en las cuales la migración representa un hecho social biográficamente significativo. Concretamente las notas de campo fueron obtenidas a partir de la expresión y reinterpretación que realizaron las mujeres sobre determinados hechos signi-ficativos de sus vidas, tanto en la sociedad de origen como experiencias en la sociedad de destino. Se llevó a cabo, en suma, un proceso grupal de reinterpretación de contenidos biográficos. Parte de estos contenidos fueron: causas de la migración, trayectorias biográficas, problemáticas comunes en Alemania, aspectos enriquecedores del proceso migratorio, reencuentro con la cultura de origen (en este encuentro se compartió comida y música de los países de origen), nuevos roles asumidos y proyectos en Alemania. Asimismo, en esta instancia se realizaron observaciones participantes en eventos sociales y observaciones de situaciones cotidianas. [8]
Con respecto al análisis de las notas de campo, y desde un primer abordaje narrativo, se procedió a la reconstrucción secuencial de los relatos a partir de los testimonios recogidos de manera fragmentada a lo largo de todo el proceso. Posteriormente, los datos tuvieron el mismo tratamiento que las entrevistas en profundidad. [9]
En una segunda instancia de trabajo de campo se realizaron entrevistas en profundidad. Las mismas estuvieron destinadas a ocho inmigrantes latinas residentes en Frankfurt y Mainz, escogidas, en contraposición al primer grupo, por representar a mujeres de nivel socioeconómico bajo que migraron principalmente para trabajar y tener mayores ingresos. Las mismas tuvieron una duración de entre una hora y media y dos horas, y fueron realizadas tanto en bares como en los hogares de las entrevistadas. Se les solicitó que relaten sus experiencias migratorias y hablaron sobre ellas a partir de percepciones, representaciones y valoraciones de lo que han vivido. En las narrativas se desdoblaron y se alternaron hechos biográficos pasados y presentes, sucedidos en el país de origen y país de destino, y también perspectivas futuras. [10]
Con respecto al tratamiento de los datos, se realizaron, en primer lugar, lecturas metódicas de los relatos y se expresaron impresiones iniciales sobre los mismos. Se llevó a cabo un análisis interpretativo de los relatos, identificando representaciones, significados, argumentos, justificaciones y creencias capaces de motivar la migración. En este punto se enfatizaron los elementos inherentes al género que pudieran estar presentes en los relatos y que permitieran una aproximación al fenómeno de la migración específicamente femenina. Se consideró en el análisis el carácter autónomo o dependiente de la misma. [11]
Asimismo, en el análisis interpretativo de las implicancias que el proceso migratorio puede producir en el campo laboral, socioeconómico y familiar, se distinguieron experiencias típicas del proceso migratorio y experiencias únicas, se identificaron procesos de acción y sufrimiento, y posibles estrategias y recursos para atravesar los condicionamientos de un proceso complejo como es la migración. Una diferenciación que se tuvo en cuenta fue la vida vivida ("lived life") y la historia contada ("told story"). El primer concepto da cuenta de una secuencia cronológica de datos históricos "objetivos" sobre la vida de la persona, es decir, los eventos tal como sucedieron, independientemente si son enunciados en la entrevista y cómo se los enuncia. El segundo concepto alude a la forma en que la persona se presenta a si misma, seleccionando ciertos eventos de su vida (y omitiendo otros) (WENGRAF 2000). Estos fueron conceptos ordenadores del análisis. Se focalizó, en suma, sobre la agencia femenina en relación a procesos y condicionamientos sociales. [12]
3. Migración como proceso de género
"Las mujeres nacen, crecen, se casan, paren y mueren, eso es en mi país, yo no."
Victoria, inmigrante ecuatoriana
Sin poder negarse las causas socioeconómicas que intervienen en el desplazamiento de flujos migratorios, estos tampoco pueden, dada su complejidad, ser reducidos a aquellas. Si bien la diferencia salarial entre el área de origen y de destino influencia la decisión de migrar, las personas no migran solamente en función de los ciclos del capital en tanto mano de obra que favorece la acumulación. Diferentes factores extraeconómicos, entre ellos los factores de género, pueden estar presentes durante el proceso migratorio. [13]
Realizar un análisis anclado en la categoría de género implica asumir, siguiendo a BOURDIEU (1996), la existencia de un "trabajo permanente de formación", mediante el cual "el mundo social construye el cuerpo", a la vez "como realidad sexuada y como depositaria de categorías de percepción y de apreciación sexuantes que se aplican al cuerpo mismo en su realidad biológica" (p.6). De esta manera, "los principios fundamentales de la visión del mundo androcéntrico son naturalizados bajo la forma de posiciones y disposiciones elementales del cuerpo que son percibidas como expresiones naturales de tendencias naturales" (p.14). De tal forma se inscribe en el cuerpo "una relación de dominio" (p.7). Este proceso es un trabajo de socialización que naturaliza lo social. Es decir, la categoría de género, construcción cultural de la diferencia sexual, estructura la percepción y la organización material y simbólica de toda la vida social (LAMAS 1996). [14]
Se señalan a continuación conceptos que estarán presentes en el análisis:
Las relaciones de género en las familias y en las sociedades de origen pueden inhibir o potenciar la habilidad de la mujer para tomar autónomamente la decisión de migrar y acceder a los recursos financieros y de información necesarios. La familia puede producir desigualdades de género legitimando la autoridad patriarcal e inhibir la migración femenina. Asimismo, la posición que la mujer ocupa y los roles que desempeña en su familia y en su sociedad de origen, definidos por características tales como estado civil, estado reproductivo, clase social y nivel educativo condicionan su propensión a migrar (GRIECO & BOYD 2003).
Mediante la migración es posible que las mujeres renegocien sus roles de género al interior de la familia y la comunidad de origen. La migración representa no solo un movimiento forzado por carencias económicas sino que también puede constituir, en cierto modo, un movimiento intencionado de actores genéricos para evitar sociedades represivas. Si bien, tanto la migración femenina como la masculina, puede desafiar roles de género establecidos en la sociedad de origen, el hecho adquiere una mayor significación en las mujeres en tanto son ellas quienes, en sociedades donde se mantienen roles de género tradicionales, sufren mas condicionamientos. Las mujeres a menudo usaron la emigración como un modo de negociación de relaciones maritales difíciles y superación de jerarquías de género en el país de origen (KOFMAN, PHIZACKLEA, RAGHURAM & SALES).
Las problemáticas de género pueden ser causas de la migración: una búsqueda de liberación de un modelo patriarcal en términos de una mayor libertad e independencia o, como afirma LIPSZYC (2004), al menos una disminución de la efectividad de los sistemas de control cultural y social vigentes en sus países de origen. Esto implica, en cierta medida, una forma de exclusión social en el contexto de origen (WAGNER 2004). Motivaciones usualmente escondidas en las estadísticas (KOFMAN 2000 et al.).
Desde el plano socioeconómico, aspectos tales como situación económica, características del mercado de trabajo, condiciones de trabajo y tipo de inserción de la economía nacional dentro de la economía mundial, en interacción con las relaciones de género y la posición de la mujer en la sociedad de origen, impactan selectivamente a hombres y mujeres (GRIECO & BOYD 2003)2).
Asimismo, la demanda de servicio doméstico en los países de Europa atrae de manera diferencial mano de obra femenina. Es decir, la emigración de uno u otro sexo responde, en parte, a una segmentación del mercado de trabajo según género a nivel internacional (GREGORIO GIL 1999; JULIANO 2000).
Los esquemas de incorporación al mercado de trabajo sexualmente segregados evidencian una continuidad entre un rol femenino estereotipado en la sociedad de origen y los trabajos a los que las mujeres acceden en la sociedad de destino (GRIECO & BOYD 2003; PEDRAZA 1991; MOROKVASIC 1984). Se establece una división sexual y social del trabajo por la cual las mujeres pobres se ocupan del trabajo doméstico y cuidado de niños de mujeres autóctonas con mayores recursos materiales (LIPSZYC 2004). Toda inmigración ocupa espacios laborales rechazados por la población local, pero estos nichos laborales son ocupados selectivamente según sexo (JULIANO 2000). [15]
4. Mujeres inmigrantes: sentidos e impactos
4.1 Deseo y habilidad para migrar
Es posible identificar diferentes construcciones de sentido sobre la decisión de migrar. A menudo se articulan factores económicos, factores subjetivos y factores de género. Asimismo, las causas económicas y extraeconómicas, están vinculadas al momento particular del ciclo vital en el que se toma la decisión de migrar y a la existencia de una red que favorece la concreción del proyecto. El momento en que se toma la decisión de migrar puede aparecer como un punto de inflexión ("turning point") a lo largo del curso de vida: independencia de los hijos, divorcio, finalización de estudios, etc. Por otra parte, la migración puede estar asociada a una estrategia construida por el grupo familiar. [16]
Por ejemplo, en el relato biográfico de Nora, una mujer ecuatoriana de 50 años de edad, quien migró hace 13 y trabaja en Mainz como empleada doméstica y vendedora ambulante, se distingue:
"yo tenía mi bar, bueno tenia problemas con unas vecinas, unas ponen locales y otros, ya no era lo mismo el negocio, había más competencia" (factor económico),
"la situación no estaba tan mal allá, se podía vivir, pero como le digo, no se, yo siempre tenía una ilusión de conocer, de saber cómo es otro país" (factor subjetivo),
"mi hijo se casó, quedé sola, y también fue por eso que vine" (momento del ciclo vital en el que se toma la decisión de migrar),
"yo tengo un sobrino aquí, y yo le escribí a mi sobrino que me ayudara que quiero irme, y me ayudó mi sobrino" (existencia de una red). [17]
Así como también, en la historia de vida de Alicia, una inmigrante colombiana, de 45 años, quien decidió dejar su país dos años después de divorciarse de su marido con el cuál estuvo casada 17 años (momento del ciclo vital en el que se toma la decisión de migrar), se distingue:
"me pidieron la carta de renuncia porque no tenían cómo pagarme, yo trabajaba además en la universidad pero ese trabajo no me daba (suficiente). Mi ex esposo comenzó a tener problemas con el trabajo así que, tu sabes, toda la carga me tocaba a mi" (factor económico),
"yo quería conocer otras culturas, arriesgarme a hacer un cambio" (factor subjetivo),
"es que sinceramente pensaba (al tomar la decisión de migrar) en mis hijos, yo quiero que ellos terminen de estudiar" (migración como estrategia familiar)3). [18]
A partir de las entrevistas realizadas a mujeres que migraron por causas familiares es posible diferenciar al menos dos construcciones de sentido: la migración por amor y la unificación familiar. [19]
Denominamos "migrantes de amor" ("love migrants", RIAÑO 2003) a las mujeres que se enamoran de un hombre alemán y deciden seguir su vida junto a él en Alemania, es decir, migran principalmente para casarse y formar una familia. Este grupo, en nuestro trabajo, está representado por mujeres de nivel socioeconómico medio con formación secundaria y universitaria, y que han tenido a lo largo de sus vidas, en las sociedades de origen, empleos remunerados que han dejado al momento de migrar. En algunos casos el recuerdo de ya haber logrado ciertas metas profesionales alivia el hecho de no tener, en la sociedad de destino, un trabajo remunerado. En otros, al contrario, se anhela la posibilidad de tener empleo remunerado, reconocimiento profesional y autonomía económica. Por otra parte, el deseo de formar una familia y ser madres está presente en sus narrativas, mas aun, motiva la migración. Así, conforman matrimonios binacionales, una tendencia de creciente importancia en la migración internacional. Mujeres, a menudo calificadas, que dejan sus países esencialmente para poder compartir sus vidas con el hombre que aman (RIAÑO 2003). [20]
El vínculo entre sociedad de destino y sociedad de origen, o entre países desarrollados y subdesarrollados no comienza con los flujos migratorios sino con las intervenciones políticas de los primeros sobre los segundos (PEDONE 2004). BOURDIEU y WACQUANT (2000), en un trabajo en conmemoración de Sayad, analizan un tipo específico de migración: aquel cuyos flujos van desde las ex-colonias hacia las metrópolis imperiales. En el trabajo afirman, siguiendo a Sayad, que la migración es producto y expresión de una relación histórica internacional de dominación material y simbólica. Es, entonces, "una relación de Estado a Estado" (p.175). Pero esta dominación se materializa en trayectorias individuales, las cuales recrean involuntariamente dichas relaciones de poder (HERRERA 2003; BOURDIEU & WACQUANT 2000)4). Las uniones binacionales entre mujeres latinoamericanas y hombres alemanes también cuentan, en cierto modo, con un "bagaje de encuentros pasados" (p.175). Eliana es una mujer mexicana, de 40 años de edad, quien migró a Frankfurt luego de conocer en su país de origen a un hombre alemán. Ella, al respecto, ironiza: "¡Es que de pronto nos coge ese sentimiento de pueblo colonizado y nos llega el rubio del primer mundo que nos conquista!" Pasado y presente se entrecruzan en el relato logrando una analogía entre la esfera privada y una relación histórica internacional. [21]
Otra aproximación a la comprensión de la migración por amor es el concepto de JULIANO (2000) que permite comprender a la mujer como "estructuralmente viajera": dado que la inmensa mayoría de nuestras sociedades son patrilocales, la mujer es quién abandona su lugar de origen para ir a vivir al lugar de su marido. Las mujeres que migran porque su pareja es alemana, no hacen otra cosa que recrear la idea de una mujer estructuralmente viajera, emigrante por definición. Eliana, la mujer mexicana mencionada anteriormente, relata que su familia naturalizó tal idea: "Mi familia lo veía como lógico, ¿no?, te casas con un alemán, te vas a Alemania."5) [22]
La segunda construcción de sentido sobre la experiencia migratoria se vincula a la unificación familiar, y refiere a mujeres que migran a causa del proyecto migratorio de su pareja, quién tiene una mejor posibilidad de trabajo en Alemania. Sus parejas son profesionales o ejecutivos con alta calificación laboral y viven la migración como una oportunidad de desarrollo profesional. Las mujeres entrevistadas pertenecientes a este grupo poseen un nivel socioeconómico medio y alto, con formación secundaria y universitaria, y renunciaron a sus empleos en sus sociedades de origen para migrar, y así evitar la ruptura de la unidad doméstica. [23]
Si bien este grupo no tiene un proyecto migratorio independiente al momento de migrar, buscan construir sobre su experiencia migratoria un sentido autónomo. La creación de proyectos personales permite que sus trayectorias migratorias se desliguen de las de sus parejas6). Especialmente proyectos personales que les posibiliten trascender roles domésticos. Por tal motivo es necesario diferenciar, en cierto modo, las biografías de estas mujeres del esquema clásico de migración, señalado al comienzo del trabajo, en el cual la mujer tenía un rol pasivo migrando detrás de un hombre proveedor. [24]
Además de quienes migran por cuestiones familiares, hay otro grupo de mujeres que lo hace por razones económicas y que pertenecen a estratos socioeconómicos bajos y alcanzaron niveles medios de educación formal. En pocas de sus narrativas aparece la migración como una estrategia de supervivencia. En efecto, uno de los rasgos comunes de las historias de vida analizadas es que, aunque en muchos casos se encontraban sub-empleadas, con empleos precarios o bajos salarios, la mayoría tenían cubiertas necesidades básicas al momento de migrar. En este sentido, una persona excluida del sistema económico probablemente no cuente con los recursos materiales ni simbólicos necesarios para sostener un proceso migratorio (LIPSZYC 2004). La migración significa entonces más que una estrategia de supervivencia, una estrategia para posicionarse y posicionar mejor a sus familias en el campo socioeconómico (BARRETO 2001). En tal sentido es una acción intencionada y planificada. [25]
Las mujeres que migran por causas económicas generalmente mantienen a sus padres y/o hijos en las sociedad de origen mediante el envió de remesas, que no se vincula exclusivamente a la capacidad de generar excedente económico sino también a relaciones de poder y de género dentro del grupo doméstico (PEDONE 2004). Así, la participación de las inmigrantes como fuerza de trabajo en la sociedad de destino también puede alterar relaciones de poder al interior de las familias. [26]
4.1.2 Expresiones de género o "la angustia de mostrar al mundo, de mostrarme a mi misma, que podía hacer algo"
Aspectos y problemáticas inherentes al género pueden, en diversos sentidos e intensidades y en conjunción con otras razones, motivar la migración femenina. [27]
El primer relato que se mencionará es el de Sonia, una mujer peruana de 50 años de edad y con tres hijos. En su sociedad de origen, antes de migrar, estaba casada y era ama de casa. Al momento de la entrevista reside en Frankfurt y acumula una experiencia de migración internacional de 20 años. Buenos Aires fue su primer destino y al indagar sobre esa primera migración, relata las causas y los condicionamientos que debió enfrentar:
"Hasta que llegó un momento [...] que me comencé a sentir tan insignificante como mujer, como madre, como hija, o sea yo no servía para nada, para nada [...]. No sabia si rechazar a este hombre que era mi marido, claro, mi madre nos había enseñado que, con el hombre con el que te casas una vez, ni con el ¡pensamiento! (risas), y entonces a veces se te daba por pensar en el enamorado que habías tendido, pero oye, ni con la mente le podías fallar (risas) [...]. [El hecho de migrar] lo pensé como unas vacaciones, como una huida, como un relax, no se cómo lo pensé y me fui sola, y el problema es que en ese entonces en Perú las mujeres necesitaban las firmas del marido para sacar el pasaporte, se lo planteé y (su marido) me dijo que ni muerta iba a salir (risas), que ni muerta. Reina, un mes, mañana tarde y noche, con el papel de migraciones, día y noche, no lo dejaba ni dormir, fírmame, fírmame, hasta que un día vino borracho y me firmó, y me fui corriendo a sacar el pasaporte."7) [28]
Tuvo una segunda experiencia migratoria, también de Perú a Argentina:
"Irme en un autobús, con mi maleta aquí de ropa, y aquí mi máquina de coser (risas), pero de fierro, toda anticuacha, pero yo con mi máquina a cuesta (risas) esa es también la juventud, y mas que todo la angustia de mostrar al mundo, de mostrarme a mi misma que podía hacer algo, entonces llegué a Buenos Aires." [29]
Ella al momento de emprender su primera migración, además de ser ama de casa, trabajaba informal y ocasionalmente como costurera en el ámbito doméstico. Este saber previo es el que le va a permitir mantenerse económicamente en Buenos Aires, donde, como relata, llevó su máquina de coser. Al momento de la entrevista, trabaja en Alemania como empleada doméstica, y eventualmente realiza arreglos de costura. No puede acceder a un empleo bajo relación de dependencia como costurera por estar ilegalmente en Frankfurt. Con respecto a su vida familiar, se ha divorciado de su marido peruano, vive sola, se encuentra en pareja con un hombre italiano, y sus hijos, ya mayores de edad, viven también en Europa. [30]
En estos relatos la migración significa una "iniciativa para cambiar la situación de vida", es decir, un esquema de actuación para controlar situaciones que amenazan la capacidad de poder actuar intencionalmente (APPEL 2005). En otras palabras, la migración puede suponer un giro hacia una transformación creativa en la biografía, ante una trayectoria biográfica de sufrimiento. En este sentido, los comentarios irónicos y reflexivos que la narradora hace sobre su historia de vida reflejan algunas de las capacidades de transformación de la propia biografía (INOWLOCKI & LUTZ 2000). [31]
El segundo relato corresponde a la historia de vida de Eliana, la mujer mexicana presentada previamente.
"La mayoría de los hombres con los que me tocó relacionarme (en México) eran ingenieros, doctores en física, políticos, que bueno, hacían esa gala de poder públicamente, que les halaga salir con una joven bonita, bailarina, que los adorna, pero mas vale que no aspire a cosas por si misma, mas vale que éste en casa, que no se muestre tanto, que su realización sea esa, no? estar contenta cuidando a sus hijos y planchándole la ropa al marido. [...] Yo juraba que (su esposo alemán) no era un hombre como los que había conocido antes, que no era un macho mexicano." [32]
El relato evidencia cómo, tanto las relaciones de género en la sociedad de origen como la posición y el rol que la mujer posee en la misma, potencian el deseo de la mujer de migrar. Y también refleja una crítica a roles de género tradicionales en la sociedad de origen y una búsqueda de roles de género distintos. En el caso de la "migración por amor", casarse con un hombre alemán puede suponer una crítica, implícita o explícita, a las relaciones de género dominantes en la sociedad de origen y, por tanto, una disconformidad con la posición y el rol ocupado en la misma. [33]
Aspectos y problemáticas inherentes al género también están presentes en los relatos de las mujeres que migran por razones económicas. Aludiremos aquí a la biografía de Victoria, una mujer ecuatoriana de 49 años. Ella es soltera, sin hijos y dejó su país hace 9 años por causas económicas:
"Mi país es muy conservador, muy machista, entonces ahí por ejemplo lo que una mujer hace es crecer, casarse y cuidar hijos. Y obviamente cuando tu te casas y vives bajo el techo con tu marido, por mal que vives... pero yo no tenia ni marido ni hijos así que era yo la que tenía que conseguirme el techo, entonces me dije la relatividad económica es superior en Europa que en mi país, entonces yo con 40 años, creo que todavía puedo con fuerza y ánimo unos años trabajar, y regresar [...] a mi casa ya que no me la dio ni mi marido ni mis hijos, y eso era lo que yo me crié, lo que yo crecí, por eso digo yo siempre quise saber más. Las mujeres nacen, crecen, se casan, paren y mueren, eso es en mi país, yo no."8) [34]
La ausencia de un hombre proveedor en la unidad doméstica puede alentar la migración. En la decisión de migrar convergen, en este grupo, aspectos de género (mujeres solteras o divorciadas, a menudo con hijos) y aspectos de clase (mujeres de nivel socioeconómico bajo). Por tanto, el hecho de migrar estaría asociado a una estrategia que permitiría asegurar la reproducción del grupo familiar. Incluso, en algunos casos, este grupo demuestra cierto temor por su situación socioeconómica a largo plazo, y migrar significaría, en parte, ahorrar para evitar una crisis de reproducción futura. [35]
Por último, es necesario mencionar que los factores vinculados al género que influyen, en mayor o menor medida, en la decisión de migrar, no siempre se manifiestan explícitamente en los relatos. La necesidad de las mujeres de emigrar de sociedades opresivas ha sido entendida muchas veces como una necesidad personal o emocional, incluso por ellas mismas: "No era específicamente la necesidad económica, era lo personal, lo emocional, lo psíquico lo que me hizo salir de mi país" (Sonia, inmigrante peruana)9). Pero la opresión hacia la mujer en diferentes partes del mundo lejos de ser una cuestión individual, es una de las formas que asume la violencia simbólica (BOURDIEU 1996). En este sentido, sufrimientos psíquicos y emocionales pueden ser emergentes de la condición de mujer, es decir, de la construcción histórica de la subjetividad femenina (GRELA & LOPEZ; GOMEZ 2000). [36]
Al yuxtaponer la categoría de género y considerar su relevancia en la organización de flujos y modalidades migratorias, se alude, entre otros aspectos, a los condicionamientos propios de las relaciones de género en el proceso migratorio. En tal sentido, determinadas dimensiones de la estructura de género pueden ser relativamente cuestionadas o resignificadas, en virtud de las experiencias vividas durante el desarrollo del proceso migratorio. Pueden definirse y adoptarse, por tanto, nuevos roles familiares y sociales. [37]
Como antítesis del modelo migratorio históricamente presumido, muchas mujeres migran solas. Las relaciones de género en la familia y sociedad de origen pueden inhibir o potenciar la habilidad de la mujer no solo para tomar autónomamente la decisión de migrar, sino también para acceder a los recursos financieros y de información necesarios. Con respecto a tales recursos, las redes migratorias, que vinculan la sociedad de salida y la sociedad de llegada, facilitan el proyecto migratorio transfiriéndoles información, apoyo material y emocional (PEDONE 2004). En la migración internacional son significativas las redes migratorias, las cuales, a medida que crecen, adquieren una dinámica propia, institucionalizándose y desprendiéndose incluso de los factores que originalmente la causaron (PEDRAZA 1991). [38]
Las mujeres entrevistadas que migraron por causas económicas, lo hicieron a través de una red migratoria que, mayoritariamente, fueron redes femeninas que proporcionaron dinero para comprar el pasaje, alojamiento, al menos al comienzo de la migración, información y contención emocional. [39]
Por otra parte, la migración es, en determinados casos, un producto familiar mas que individual: la toma de decisión y la obtención de los recursos necesarios al interior de la unidad doméstica hace de la familia una verdadera unidad migratoria (CURRAN & SAGUY 2001). El hogar constituye un lugar de conflicto y negociación donde existen relaciones de poder, entre ellas las de género, que influyen en la selección de los miembros que van a migrar. Así, el hogar puede alentar selectivamente a determinados miembros a migrar a fin de diversificar el ingreso de la familia. [40]
Otra de las estrategias que las mujeres construyen, en este caso para residir legalmente en el país de destino, y en algunos casos obtener ciertos recursos materiales para migrar, es el matrimonio como medio para la legalidad, es decir, "casarse para migrar" (RIAÑO 2003). En el trabajo realizado tres mujeres que migraron por razones económicas, en determinado momento de su experiencia migratoria, utilizaron esta estrategia. [41]
Por otra parte, aspectos vinculados al género pueden condicionar la elección del momento del ciclo vital en el cual la mujer decide migrar y la frecuencia de la migración. Por ejemplo, la edad, el estado civil, el estado reproductivo, la edad de los hijos, el lugar de poder que ocupa la mujer en el seno de la familia (GRIECO & BOYD 2003), también las demandas del hogar (KANAIAPUNI 2000) y la posibilidad de ser reemplazadas por otras mujeres que puedan realizar las actividades domésticas (LIPSZYC 2004). En este sentido, solo una minoría de las mujeres consideradas en este trabajo tiene hijos menores. Y quienes migran de manera autónoma, a menudo dejan a sus hijos con sus familias de origen, en especial con las abuelas. Se observa también en este punto la migración como estrategia familiar. [42]
Varias informantes acumulan experiencias migratorias internacionales previas en Estados Unidos, España y países de América del Sur, y en algunos casos existe una historia migratoria familiar. En tal sentido, cabe mencionar que para la mayoría de las informantes Frankfurt o Mainz no representarían destinos definitivos en sus trayectorias migratorias, sino que, por el contrario, se observan intenciones y deseos tanto de migrar a otras ciudades europeas como, en menor medida, de regresar a sus países de origen. Básicamente, estas intenciones se relacionan con la situación de "ilegalidad", la inserción laboral precaria en Alemania, traslados de sus esposos a otras ciudades por cuestiones laborales o bien el deseo de reencontrarse con su familia y comunidad de origen. A partir de los relatos analizados, puede mencionarse, por ejemplo, el frecuente rechazo a comprar objetos para el hogar (muebles, vajilla, electrodomésticos) en la medida que esto supondría arraigarse en el país de destino, y sería un obstáculo para emigrar a otras ciudades o bien, para regresar a sus países de origen. Aquellas inmigrantes con mayor tiempo de permanencia en Alemania relatan que pasaron varios años hasta que les fue posible arraigarse en el país de destino y dejar de percibirlo como una situación temporal en sus historias de vida. [43]
Se indaga aquí sobre el proceso migratorio femenino en función de tres ejes: emancipación / des-emancipación en el campo familiar, calificación / descalificación en el campo laboral y mejor posicionamiento / peor posicionamiento relativo en el campo socioeconómico. [44]
Es necesario señalar que la mayoría de las mujeres entrevistadas realizan, en sus vidas cotidianas, tareas vinculadas a la reproducción de sus familias y de otra/s familia/s. Estas tareas de reproducción social son procesos esenciales para el mantenimiento de la vida: criar niños, cocinar, limpiar y mantener la unidad doméstica. En las trayectorias migratorias analizadas, la misma tarea puede tener representaciones sociales diversas, e inclusos antagónicas, según el lugar y las condiciones de trabajo: cuando las mujeres realizan esta tarea para una empresa de limpieza, la misma es considerada actividad económica y es paga; cuando las mujeres realizan esta tarea de manera informal, por lo general mujeres en situación de "ilegalidad", en hogares de familia, la misma no es reconocida como actividad económica pero es paga. Y finalmente cuando las mujeres realizan esta tarea al interior de sus hogares, la misma no es considerada actividad económica ni es paga. [45]
Por otra parte, es necesario hacer referencia a procesos de acción y procesos de sufrimiento presentes en las trayectorias migratorias, y la forma en que los mismos son expresados en el plano discursivo. Tomando un concepto de SCHÜTZE citado por APPEL (2005), "los procesos de sufrimiento" significan la experiencia de perder capacidades para construir la vida intencionalmente, encontrándose el sujeto forzado por circunstancias externas. En contraposición, definimos procesos de acción como la experiencia mediante la cual el sujeto gana capacidades para construir activa e intencionalmente su biografía. Consideramos que el primer concepto se asociaría al orden de la estructura y los condicionamientos de la acción mientras que el segundo se vincularía a la agencia y su singularidad.10) [46]
Las trayectorias migratorias analizadas incluyen diferentes procesos de sufrimiento vinculados principalmente al alejamiento de la comunidad de origen; la imposibilidad económica de viajar con relativa frecuencia a Latinoamérica; la limitación en los vínculos sociales y afectivos, especialmente en el inicio de la migración; la situación de "ílegalidad" y el peligro de la deportación; el miedo de regresar al país de origen sin lograr las metas propuestas y, por tanto, sin obtener el reconocimiento de la familia y comunidad de origen; y experiencias subjetivas de soledad, angustia, temor y aislamiento. Estos problemas biográficos permiten reconstruir procesos de sufrimiento comunes y típicamente presentes en las trayectorias migratorias. No obstante, las mujeres entrevistadas, incluso las inmigrantes secundarias quienes migran si-guiendo el proyecto de sus parejas, no se describen a si mismas en términos de victimización, sino que se esfuerzan por mostrar cómo fueron construyendo estrategias de adaptación al nuevo espacio social, y traducen procesos de sufrimiento y exclusión de la trayectoria migratoria en experiencias de crecimiento y fortaleza personal, es decir, en procesos de acción. En este sentido, transformar trayectorias migratorias que incluyen diversas situaciones problemáticas en relatos de sufrimiento y fortaleza, significa estructurar la propia experiencia a fin de hacerla tolerable no solo para el oyente, sino para si misma (INOWLOCKI & LUTZ 2000). En otras palabras, si bien aparecen en las biografías analizadas, momentos de sufrimiento, no hay, desde "la perspectiva personal del narrador" (APPEL 2005) en tanto dueño de su biografía, una presentación de la migración como sacrificio. Hay una diferenciación en este punto entre la vida vivida ("lived life") y la historia contada ("told story"). Sobre la experiencia migratoria, prevalecen, por tanto, argumentos mas cercanos al deseo y a la intención, que a la obligación. [47]
Respecto a ello, haremos referencia a la historia de vida de Valeria, una mujer chilena, de 39 años, con formación universitaria y que al momento de la entrevista trabaja cuidando niños en la ciudad de Frankfurt. Ella ha dejado su país, junto a sus dos hijos adolescentes, para casarse con un hombre alemán. Al año de haber migrado, se separó de su pareja, comenzó a construir una trayectoria migratoria distinta a la que había imaginado inicialmente y relata su migración en clave de aprendizaje:
[En Frankfurt] "no doy clases reconocida, son años que no se están contabilizando en mi carrera docente igual lo que he aprendido aquí no lo hubiera aprendido en Chile, conocer otra cultura, otro país, de pelear todos los días para no caerte, de decir no me voy a caer, [...] todo eso fue algo que solo pasó en Alemania."11) [48]
Un primer grupo de inmigrantes, asumieron en la experiencia migratoria un rol proveedor, público. Asumen este rol aquellas mujeres que migraron principalmente por razones económicas, y en muchos casos no lo asumen por primera vez en tanto provienen de hogares con dos proveedores, o bien de hogares monoparentales. La asunción de un rol proveedor, si bien no supone linealmente emancipación, es un factor que favorece la independencia en el campo económico, y por tanto, capaz de promover relativa autonomía. La migración como posible proceso de emancipación incluye necesariamente cambios en la identidad, en la propia imagen y en la percepción del mundo (APPEL 2005), así como también, el desarrollo de nuevas capacidades biográficas. Se hará referencia aquí a la biografía de Sonia, una inmigrante peruana:
"Yo me siento realizada fuera y sobre todo aquí porque aquí aprendí a ganarme la vida [...]. Allá no tienes a quién mostrarle la honradez porque allá estás en familia, entonces claro, tu te realizas dónde tu puedes demostrar quién eres [...] allá trabajas en casa, todo en casa, por eso, cuando yo salí de Perú me comencé a sentir mas importante". [49]
En su relato tener un rol centrado en la domesticidad se contrapone a su realización personal y al reconocimiento social. El proceso de aprendizaje al que hace referencia se vincula a un proceso de emancipación, posible en esta biografía a partir de su experiencia migratoria. [50]
La asunción de este rol tiene fuertes implicancias subjetivas. Por un lado, un posible aumento del capital social, en el sentido que BOURDIEU (1990) le otorga al concepto, en la medida que se incrementa el tamaño de redes de conexiones que las mujeres pueden efectivamente movilizar. Su aumento no evita, sin embargo, que las mujeres sufran momentos de aislación durante la trayectoria migratoria. Y por otro lado, una alternativa para renegociar su posición al interior de las familias y comunidades de origen. [51]
Este grupo de inmigrantes trabajan o trabajaron en tareas de proximidad, concretamente, en limpieza y/o cuidado de niños. En especial para las mujeres pobres la emancipación puede tener su contracara en la explotación: mujeres que salen a menudo de un contexto de opresión patriarcal, en la sociedad de origen, para ingresar a un contexto de explotación económica, en la sociedad de destino. Sin embargo migrar y tener trabajo remunerado puede significar explotación pero al mismo tiempo independencia (MOROKVASIC 1984). Así, algunas de las entrevistadas perciben la migración como liberadora en tanto les permite obtener y disponer de su propio dinero. En este punto clase y género, en tanto sistemas de creación de desigualdades (GREGORIO GIL 1999), son categorías necesariamente complementarias. [52]
En contraposición, otro grupo asumió durante el proceso migratorio un rol privado, centrado en la domesticidad y en la maternidad. Es el caso de las inmigrantes familiares en tanto que el sentido de su experiencia migratoria se vincula, en importante medida, al hecho de formar, o evitar la ruptura, de la familia:
"Yo vine a casarme, me casé, fracasé por segunda vez, el proyecto de formar una familia terminó. [...] Yo pensaba tener otro hijo y un poco descansar, yo siempre trabajé, yo siempre mantuve (a sus dos hijos), y de pronto relajarme un poco, dejarme querer como se dice" (Valeria, inmigrante chilena).12) [53]
Este grupo de mujeres pasa de tener un rol centrado en la esfera pública, en la sociedad de origen, a asumir un rol centrado en la esfera privada, en la sociedad de destino. Formar una familia permite "descansar" del rol asumido hasta el momento: la reproducción de un grupo familiar monoparental. Asimismo, en el relato se asocia la idea de "mantener" y "trabajar" exclusivamente al ámbito público sin reconocer al conjunto de tareas domésticas como trabajo ubicado fuera de la relación salarial. [54]
No obstante, en algunos relatos aparece el deseo de tener un empleo remunerado, es decir, no en todos los casos hay una elección del rol privado. El insuficiente manejo del idioma y el no reconocimiento de títulos universitarios son algunos de los impedimentos para acceder al mercado de trabajo. [55]
Los principales procesos de sufrimiento que este grupo enfrenta al migrar se vinculan a la dependencia económica hacia sus maridos que tiene una fuerte implicancia subjetiva dado que, en su mayoría, son mujeres que han tenido un empleo remunerado; la aislación, en especial en los primeros tiempos de la migración; y las dificultades para desarrollar la vida cotidiana en función del insuficiente manejo del idioma, aspecto que favorece, en algunos casos, la dependencia hacia sus maridos. [56]
El cambio que la migración es capaz de producir en las biografías femeninas no supone necesariamente emancipación: la sujeción de las mujeres a sus grupos domésticos puede verse reforzada en el contexto migratorio internacional (PEDONE 2004). [57]
Como ya ha sido mencionado, a nivel estructural la demanda de servicio doméstico en Europa atrae de manera diferencial mano de obra femenina, es decir, existe una segmentación del mercado de trabajo internacional según género. Independientemente de la calificación y profesión, las mujeres inmigrantes realizan tareas definidas en función de cons-trucciones culturales de género. Estas tareas son básicamente limpieza, cuidado de niños y prostitución. En tal sentido, debe considerarse la existencia de "una etnización de la reproducción social" (JULIANO 2000). [58]
En el contexto migratorio la educación de la mujer como ser-para-otros puede convertirse en calificación laboral. Se establece una continuidad entre el rol privado en las sociedades de origen y rol público en la sociedad de destino. Y se recibe entonces remuneración por llevar a cabo el mismo trabajo que se realizaba sin remuneración en las sociedades de origen. [59]
Previamente se ha señalado que migrar puede significar evitar relaciones patriarcales, debido a que la movilidad en el espacio favorece una distancia con el origen, y por tanto, una ruptura relativa con la cultura de género aprehendida. Sin embargo, cabe cuestionar en qué medida un proceso migratorio en el cual la mujer desarrolla roles de género tradicionales (por ejemplo, trabajando como empleada doméstica), puede otorgar, al mismo tiempo, relativa autonomía. [60]
El regular manejo del idioma es un fuerte impedimento para acceder a una mejor posición dentro del mercado laboral. No obstante, las mujeres entrevistadas que tienen un buen manejo del idioma y educación universitaria, trabajan como empleadas en comercios o dando clases de español, y también han realizado tareas de limpieza o cuidado de niños en algún momento de la migración. [61]
Según lo analizado, al menos temporariamente, la migración iguala en la sociedad de destino a mujeres procedentes de diferentes clases sociales y niveles educativos. Por otra parte, otro fuerte impedimento para mejorar la situación laboral es la condición de "ilegalidad"13). [62]
El tipo de integración laboral condiciona la integración social de las mujeres inmigrantes en la sociedad de destino. Incluyendo, por ejemplo, el acceso a un correcto aprendizaje del idioma. A menudo, las mujeres que migraron por causas económicas se ven imposibilitadas de acceder a un sistemático aprendizaje del idioma, es decir, realizan cursos de manera intermitente en función de la variación de sus ingresos. Por ello, informantes con trayectorias prolongadas pueden tener conocimiento solo de expresiones básicas del idioma vinculadas a la cotidianeidad y a la vida laboral. [63]
En función de lo dicho anteriormente es posible señalar que, aunque los ingresos de las mujeres entrevistadas sean mayores en la sociedad de destino, la migración supone a menudo un "proceso de descalificación profesional" (RIAÑO 2003, JULIANO 2000)14), en tanto los puestos de trabajo a los que acceden no se vinculan con su formación ni con sus antecedentes laborales (LIPSZYC 2004). Este proceso de descalificación tiene fuertes implicancias subjetivas. Alicia es una inmigrante colombiana, con formación universitaria en Administración de Recursos Humanos. Ella se encuentra, al momento de la entrevista, trabajando en un bar que tiene con su esposo alemán:
"Yo lloraba todos los domingos, te puedes imaginar yo salí de una oficina para venir a lavar platos, yo lloraba, lavando los platos yo lloraba, pero qué es esto, no me gusta, yo no voy a trabajar, era un suplicio, lloré y lloré [...] y me acordaba, pero si yo misma le dije a mi dios que aunque fuera para lavar platos ... y ahora estoy lavando los platos de nuestro local, pero cuesta mi hijita, todavía me cuesta."15) [64]
También se hará referencia a la biografía de Sonia, la inmigrante peruana a la que se ha aludido previamente. Ella tiene estudios secundarios y al momento de la entrevista trabaja como empleada doméstica en una empresa de Frankfurt y realiza ocasionalmente trabajos como modista:
"Mira, la primera vez que tuve que limpiar, me interné en una casa y me dieron un mantelito para que me ponga, y mira, ese es uno de los días mas triste que recuerdo, muy triste, y lloré, lloré, lloré tanto. [...] A veces sueño con eso, hacer los desfiles, pues mira ahora estoy haciendo los papeles para el pasaporte definitivo y luego entonces tengo idea de ofrecer mis servicios en el teatro, algo haré, es que yo no quiero seguir limpiando."16) [65]
Por último, resulta interesante observar que cuando las mujeres migran por el proyecto laboral de la pareja, su proceso de descalificación profesional se asocia, con frecuencia, a un proceso de calificación de sus parejas. [66]
En el campo socioeconómico, muchas de las mujeres entrevistadas no experimentan, me-diante la migración, un incremento de sus ingresos que implique un ascenso socioeconómico significativo. A pesar de ello, la mayoría de las mujeres entrevistadas tiene mayor acceso al consumo y puede mantener económicamente a sus familias en Latinoamérica. Solo es posible pensar en un aumento en los ingresos que implique un ascenso socioeconómico significativo, en la biografía de una mujer colombiana que trabaja en la prostitución. [67]
Resulta interesante señalar que aquellas mujeres con menos recursos realizan fundamentalmente un "consumo simbólico" (BARRETO 2001), es decir, no un consumo real centrado en la apropiación y utilización de productos, sino basado en una compra mínima o simplemente accediendo a lugares de consumo. En tal sentido, comprar productos de muy poco valor, pasear por grandes tiendas, ver vidrieras, probarse productos a los que materialmente no pueden acceder, forma parte del "consumo simbólico" que realizan algunas inmigrantes. El consumo se vincula aquí a la ilusión de consumir más que a una adquisición real. El "consumo simbólico" permite pensar no en una movilidad social real, sino en "una movilidad social simulada" (BARRETO 2001). [68]
En algunos relatos biográficos el mayor acceso al consumo, material o simbólico, se emparenta con un sentimiento de deprivación relativa. El concepto hace referencia a la percepción subjetiva de deprivación o, en otras palabras, a una modificación en los esquemas de valores que produce cambios en las necesidades y los deseos y, por tanto, estos no pueden ser ya satisfechos mediante los recursos existentes en el lugar de origen. Así, se establece un contraste entre el estilo de vida habitual en el lugar de origen y el nuevo en el lugar de destino, deseándose éste último (CURRAN & SAGUY 2001)17). [69]
Se hará referencia aquí a la historia de vida de Nora, una mujer que vivía, antes de migrar, en un pueblo de Ecuador y desde hace 9 años reside en Mainz, trabajando como vendedora ambulante en Mainz y Frankfurt, y como empleada doméstica.
"Si, he pensado ya en quedarme (en Ecuador) pero, no sé, ya no es lo mismo, como le digo, la ciudad donde yo vivía es un cantón, si quiero algo bonito mirar o comprar, me tengo que ir a la capital, aquí se gasta, pero yo trabajo y ya tengo, no me decaigo, pero allá va a ser duro para mi, no tener en que entretenerme, aquí si no tengo trabajo, me voy a vender, pero allá no voy a hacer nada. [...] Allá va a hacer aburrida la vida, acá tengo donde ir al menos, me voy por acá me voy por allá, pero en mi pueblito no hay donde irse (risas)." 18) [70]
También Sonia, la inmigrante peruana ya mencionada, dio cuenta de este proceso recordando sus primeras experiencias migratorias de Lima a Buenos Aires.
"Me quedé como un año en Perú pero ya tenía el bicho adentro (risas). [...] Porque claro, luego tú conoces lo qué es fuera, la comodidad que hay, el adelanto que hay, entonces ya tu país te parece anticuado, pobre, re pobre, cosa que antes no lo veías." [71]
No se alude solo a un contraste entre estilos de vida. La experiencia de visitar el país de origen puede poner en evidencia incompatibilidades con respecto a esquemas de pensamiento y acción dominantes en la sociedad de origen. [72]
Diversos factores se articulan, e inciden con mayor o menor intensidad, construyendo sentido sobre la migración femenina. [73]
Al indagar sobre las causas que llevan a las mujeres a dejar sus países de origen, y en función del análisis realizado, es posible destacar:
Factores socioeconómicos: el deseo de que la unidad familiar tenga un mejor posicionamiento relativo dentro del campo económico; las situaciones de explotación, desempleo y subempleo en el país de origen; y el deseo de que su pareja acceda a una mejor oportunidad laboral en Alemania.
Factores de género: disconformidad con las relaciones de género de tipo tradicional mantenidas en la sociedad de origen; problemáticas de género específicas derivadas de tales relaciones de género; disconformidad con la posición y el rol que posee la mujer en la familia y en sociedad de origen; la creencia que el hombre europeo es menos "machista" que el latinoamericano.
Factores subjetivos: deseos de conocer Europa y nuevas culturas; el deseo de formar una familia con un hombre alemán; el deseo de evitar la ruptura de la unidad doméstica; el deseo de estudiar y formarse. [74]
Omitir la categoría de género significaría, por tanto, restar complejidad y riqueza al estudio de la migración. La migración es pasible de ser considerada un proceso de género en tanto hombres y mujeres construyen significados distintos sobre la experiencia migratoria y el proceso migratorio tiene implicancias particulares para cada género. [75]
Por otra parte, lejos de dicotomías éxito/fracaso o asimilación/marginación, las experiencias migratorias tienen motivaciones y desenlaces diversos, y el proceso migratorio integra momentos de inclusión y momentos de exclusión (RUIZ 2002). Habiendo indagado sobre el campo familiar, laboral y socioeconómico, se observa que las inmigrantes mejoran su lugar relativo en algunos campos mientras que empeoran su lugar relativo en otros. Se considera, por tanto, la coexistencia de procesos de acción y procesos de sufrimiento. Por ejemplo, la emancipación (de la cultura patriarcal de la sociedad de origen) puede emparentarse con la explotación (laboral en la sociedad de destino). [76]
Con respecto a lo impactos que la experiencia migratoria produjo en las biografías analizadas, es posible señalar procesos de acción y de sufrimiento. Entre los primeros se ubicarían:
La migración como búsqueda de liberación y emancipación llevada a cabo intencionadamente en tanto actores genéricos.
La migración como crítica, implícita o explícita, al sistema de género en sociedades de origen. Por ejemplo, en el caso de los matrimonios binacionales de mujeres latinoamericanas con hombres alemanes.
La migración como estrategia para renegociar su rol en la sociedad de origen. El envío de remesas a las familias de origen juega un papel importante en la posible renegociación de roles familiares y sociales.
La migración como estrategia para obtener un mejor posicionamiento relativo de si mismas y de la unidad familiar en el campo socioeconómico. La migración es, en este caso, una acción intencionada y planificada
La migración puede significar un incremento relativo del capital social y el desarrollo de nuevas capacidades biográficas.
El fortalecimiento personal como consecuencia no intencionada de la migración. Esto se infiere a partir de los relatos en los cuales las mujeres traducen trayectorias migratorias que incluyen diversas situaciones problemáticas (aislación, explotación laboral, empleos precarios, "ilegalidad") en relatos de sufrimiento pero también de fortaleza. [77]
Entre los procesos de sufrimiento característicos sería posible identificar:
La migración como proceso de descalificación laboral, en tanto los esquemas de incorporación al mercado de trabajo sexualmente segregados evidencian una continuidad entre un rol femenino estereotipado en la sociedad de origen y los trabajos a los que las mujeres acceden en la sociedad de destino.
la migración como proceso de des-emancipación siempre que el contexto migratorio refuerce la sujeción de las mujeres a sus grupos domésticos.
La aislación como problema biográfico, sobretodo en los inicios del proceso.
La "ilegalidad" como problema biográfico que provoca permanente temor en las inmigrantes e impide el acceso a mejores empleos. [78]
1) Esta actividad se realizó en el marco institucional brindado por F.I.M. (Frauenrecht ist Menschenrecht, Los Derechos de las Mujeres son Derechos Humanos, http://www.fim-frauenrecht.de/). <regresar>
2) Por ejemplo, la tasa de desempleo femenina a comienzos de los 90', en Latinoamérica, fue un 20% superior a la masculina, pero en 1998 esa diferencia se eleva a 47%. Asimismo, las mujeres ganan el 64.3% de lo que ganan los hombres (datos tomados de la OIT http://www.oit.org/). <regresar>
3) Ambas mujeres fueron entrevistadas en Mainz. Los nombres de las informantes fueron modificados. <regresar>
4) Sayad sostiene en este sentido que el más fugaz encuentro entre, por ejemplo, un trabajador argelino y su jefe francés en Lyon, o entre una madre jamaiquina y su trabajadora social en Londres, cuenta, de cierto modo, con un bagaje de encuentros pasados entre las ex-colonias y quienes eran sus metrópolis (BOURDIEU & WACQUANT 2000). <regresar>
5) Entrevistada en Frankfurt. <regresar>
6) Esta temática fue recurrente durante los encuentros semanales en los grupos de reflexión. Trabajar (dando clases de español o como empleada doméstica), mejorar el conocimiento del idioma alemán, realizar diferentes cursos y talleres recreativos o de formación profesional, fueron algunos de los proyectos personales referidos por las mujeres participantes. <regresar>
7) Entrevistada en Frankfurt. <regresar>
8) Nota recabada en encuentros semanales de mujeres. <regresar>
9) Entrevistada en Frankfurt. <regresar>
10) Sobre trayectorias biográficas de sufrimiento ver SCHÜTZE (2003), y otros artículos del mismo volumen. <regresar>
11) Nota recabada en encuentros semanales de mujeres. <regresar>
12) Nota recabada en encuentros semanales de mujeres. <regresar>
13) La criminalización de los inmigrantes bajo el adjetivo de "ilegales" permite contar con mano de obra abundante, no sindicalizada y en condiciones de aceptar bajos salarios. La situación de "ilegalidad" no solo hace más precaria la inserción en el mercado de trabajo, sino que además y en función de lo referido por las entrevistadas, tiene un enorme impacto biográfico: "vivir siempre con miedo" (Nora, inmigrante ecuatoriana). <regresar>
14) Sobre las dificultades de la integración profesional en la migración de mujeres latinoamericanas véase por ejemplo RIAÑO (2003). Por otra parte, el modo de entrada al país de destino, que determina derechos de residencia y de trabajo, está influenciado por el género en la medida en que las mujeres son a menudo encasilladas como dependientes (GRIECO & BOYD 2003). El Estado influye en las relaciones de género, sustentando la dependencia femenina. Es decir, las mujeres son a menudo visualizadas como un vector de integración familiar mas que como trabajadoras. Concretamente, muy pocos países otorgan a las esposas permiso de trabajo inmediatamente después de la entrada (KOFMAN 2000 et al.). <regresar>
15) Entrevistada en Mainz. <regresar>
16) Entrevistada en Frankfurt. <regresar>
17) Este concepto no se aplica solo a la posesión de bienes materiales. También se puede experimentar deprivación relativa, por ejemplo, por desigualdades de género, es decir, un cambio en los esquemas de valores que hace preferir las relaciones de género de la sociedad de destino. <regresar>
18) Entrevistada en Mainz. <regresar>
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Nadia RIZZO es licenciada en Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Es docente asistente de la Carrera de Trabajo Social de la misma facultad. Pobreza, exclusión social, políticas sociales y condiciones de trabajo constituyen actualmente sus áreas de interés.
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