Volumen 4, No. 2, Art. 25 – Mayo 2003
Lo subjetivo del conocimiento socio-científico y su reflexión: ventanas epistemológicas y traducciones metodológicas
Franz Breuer
Resumen: Se esbozan cuatro suposiciones epistemológicas básicas que implican una orientación construccionista del conocimiento al incluir: (a) producción de perspectiva y posición; (b) horizontalidad, posición dinámica del observador; (c) estructurar el conocimiento a través de instrumentos de producción de conocimiento; y (d) interactividad y naturaleza intervencionista de la investigación. Aunque los científicos sociales a menudo adoptan una epistemología construccionista para enmarcar su objeto de investigación, las consecuencias metodológicas de tal epistemología en la producción de conocimiento científico social no son normalmente trazadas. En lugar de tratar con las cuatro suposiciones como ventana epistémico productiva, muchos investigadores exhiben una continua tendencia defensiva al requerimiento de objetividad en sus propios escritos. Se propone aquí una posición metodológica diferente conceptualizada en la dialéctica de la siempre incorporada (en sí) interacción individual y social del investigador. Iniciando con el concepto de observación (auto) descentrada, se desarrolla la idea de la naturaleza reflexiva que relaciona al sujeto epistémico y al objeto. Se propone una vía para sistematizar los procedimientos y consideraciones metodológicas que acompañan al proceso de investigación, desde la identificación del tema de la investigación hasta la presentación final de los resultados. Las contribuciones de los dos volúmenes sobre "Subjetividad y reflexividad en la investigación cualitativa" proporcionan respuestas y soluciones posibles a las preguntas y problemas planteados en esta introducción.
Palabras clave: subjetividad, reflexividad, teoría del conocimiento, metodología, métodos de investigación cualitativa
Índice
1. El "constructivismo" como punto de partida epistemológico
2. El constructivismo epistemológico no se traduce metodológicamente
3. El paradigma opuesto: el investigador como persona social interactiva
4. Idea básica de una metodología socio-científica "diferente": de-centración y autorreflexión del investigador
5. Enfoque sistemático de una metodología autorreflexiva
5.1 Selección y definición de temas: focalización de aspectos del problema
5.2 Selección y diseño de métodos
5.3 Posicionamiento y actuación en el campo: interacción con los demás miembros del campo
5.4 Documentación
5.5 Evaluación e interpretación: decisiones de conceptualización
5.6 Presentación e ilustración
6. Resumen y perspectivas
1. El "constructivismo" como punto de partida epistemológico
La premisa fundamental de la subjetividad del pensar y conocer humanos se ha convertido en punto central del debate epistemológico de las últimas dos ó tres décadas. No ha sido fácil para los y las cientistas, aceptar la subjetividad como característica del saber y pensar científico. Muchos/muchas participantes informados/as de este debate manifiestan sus dudas fundamentales respecto al ideal del "conocimiento objetivo" totalmente separado de las propiedades y características del sujeto conocedor. "El conocimiento objetivo representa la construcción de un sujeto que se absolutiza a si mismo porque y mientras no sabe nada de si mismo" (RAUSCHENBACH 1996, p.21). [1]
Consecuencia de lo anterior y un punto de partida para nuestras reflexiones en los volúmenes de FQS dedicados al tema de la "Subjetividad y reflexividad en el proceso de investigación cualitativa" es que "el conocimiento sin un sujeto que conoce" no es una premisa razonable de la praxis socio-científica, pues todo conocimiento – incluyendo el científico – es ineludiblemente portador de características del sujeto que conoce y, por tanto, irrevocable e intrínsecamente subjetivo. [2]
Esta convicción fundamental ha sido presentada, explicada y perfeccionada en una serie de concepciones epistemológicas; entre ellas el constructivismo radical (MATURANA, GLASERSFELD), el relativismo radical (GOODMAN), la semiótica (ECO), la sociología del conocimiento (MANNHEIM, BERGER & LUCKMANN), la historia de la ciencia (KUHN, FLECK), o la etnografía de la ciencia (KNORR-CETINA, LATOUR, WOOGLAR), por nombrar sólo algunas de ellas. En el presente trabajo no pretendo profundizar tales enfoques; pero éstos se unen en él, a partir de la idea de que el conocimiento representa siempre constructos condicionados por las propiedades del "sistema conocedor" (es decir, del sujeto que conoce) y sus acciones que lo determinan. Las propiedades sistémicas y los patrones de acción pueden ser diferenciados y especificados según diversas áreas, por ejemplo: propiedades y patrones fisiológicos-biológicos, étnicos, neuronales, cognitivos, lingüísticos, textuales, sociales, (sub)culturales, etc. [3]
Quiero destacar cuatro premisas epistemológicas fundamentales relativas a la determinación sistémica o subjetiva del conocimiento que considero importantes para nuestro enfoque. [4]
a) La determinación posicional del conocimiento: desde un sentido espacial hasta el general y metafórico: El conocimiento o la observación siempre se definen a partir de la posición o perspectiva que el sujeto epistemológico tiene u ocupa. Las dos afirmaciones: "la luna se encuentra a la izquierda de la iglesia" y "la luna se encuentra a la derecha de la iglesia" son lógicamente contradictorias, pero ambas pueden ser "verdaderas", dependiendo de la posición espacial de los respectivos observadores (dentro de su sistema referencial específico). [5]
b) La relatividad del conocimiento o de la observación: toda observación y todo conocimiento se realizan desde un sistema en movimiento: Es difícil que el observador se dé cuenta de ese movimiento, el cual sólo puede ser determinado desde una posición de observación fuera del sistema. La "ingenua" impresión de la diaria salida y puesta del sol en nuestra percepción terrenal evidencia esta "ceguera": bastaría una observación "descentrada" o desfocalizada de nuestro sistema solar (desde una posición perpendicular al eje solar) para revelar que el sol esta fijo y que es la Tierra quien rota alrededor de él. [6]
La idea del carácter dinámico de la posición del observador fue esencial en la difusión galileana del modelo heliocéntrico y en la teoría de la relatividad einsteiniana. [7]
En el área de las ciencias sociales, la variación de la observación a raíz de la dinámica del tiempo se resume en la frase: "tempora mutantur, nos mutamor in illis" – los tiempos cambian y nosotros con ellos. En el curso de mi trabajo en campo como observador participante, mi percepción y comprensión de lo que allí ocurre cambian. Paul VEYNE (1990, pp.35ss) ilustra lo anterior recurriendo a un ejemplo histórico:
"un historiador que vivía hacia el final del dominio de Tiberio seguramente no hubiera hecho referencia a la pasión de Cristo, pues la única fábula en que cabría era en las tensiones políticas y religiosas del pueblo judío. En el marco de éstas, Cristo hubiera sido simplemente uno más del montón. Sólo fue en la historia del cristianismo en que se le confirió el papel de protagonista." [8]
c) La determinación sensorial, conceptual-esquemático-lingüística e instrumental del conocimiento: Cada órgano sensorial no reproduce sino aquellas cualidades perceptivas que le son específicas. No importa cuáles sean los estímulos del ojo; éste no producirá sino fenómenos perceptivos de carácter óptico. Los seres dotados de instrumentos sensoriales distintos de los humanos producirán imágenes distintas del mundo (v. UXKUELL & KRISZAT 1983). Además, no podemos ver sino aquello "que estamos en condiciones de buscar", como diría el psicólogo cognitivo U. NEISSER (1979, p.26), es decir, que requerimos una diferenciación conceptual de nuestra capacidad perceptiva – o esquemas de percepción – a fin de ser sensibles a determinadas percepciones. Finalmente en nuestro conocer científico, los medios del conocimiento (instrumentos y procedimientos) se encargan de seleccionar los que es observable en el objeto focalizado; en consecuencia, la definición de un método representa una decisión (subjetiva) acerca de la selección de los hechos y el tipo de interacción entre sujeto y objeto (v. BREUER 1991, pp.76ss). [9]
d) La interactividad entre sujeto y objeto del conocimiento: la condición intervencionista del contacto epistemológico entre sujeto y objeto: Este principio influyó en la posibilidad de conocimiento en la microfísica, en la forma de la "relación de incertidumbre", pues en el campo subatómico no existen instrumentos de medición no reactiva. Esta idea es fundamental en las ciencias sociales, ya que toda observación en un contexto social modifica el objeto de la observación. Dada la característica interactiva de la situación social, toda observación representa una intervención en el campo del objeto. Todo dato socio-científico se fundamenta en una producción conjunta del sujeto y el objeto. [10]
Esta característica, es una de las más temibles entre los procesos de conocimiento en las ciencias sociales. La premisa de la modificación del objeto de conocimiento a raíz de la acción de conocer, cuestiona como tal la pretensión epistemológica l de las ciencias sociales, al menos en la medida que ésta se orienta hacia el modelo de conocimiento idealizante de las ciencias exactas. Mucho ingenio se dedica en conjurar esta característica dentro de la teoría y praxis para lograr que pase desapercibida. [11]
En síntesis: La situación epistemológica del conocimiento socio-científico se encuentra delineada por las propiedades del sujeto y la interacción entre éste con el objeto, es decir, que está determinada subjetivamente. Respecto de esta característica epistemológica, existe prácticamente un consenso de principio entre los/las cientistas sociales, aunque éste no pasa de ser superficial; pues cuando se trata de la acción concreta, es decir, la metodología socio-científica aplicada en la praxis, tal adhesión epistemológica al constructivismo o una de sus variantes frecuentemente no tiene consecuencias. [12]
2. El constructivismo epistemológico no se traduce metodológicamente
La premisa acerca de la subjetividad en todo conocimiento, es un elemento difícil de evitar, ya que es percibida por muchos cientistas sociales como una "pérdida de control sobre las condiciones del proceso de conocimiento" (AMANN & HIRSCHAUER 1997, p.17); o en algunos casos, como una amenaza a las pretensiones y posibilidades del conocimiento. Los cientistas reaccionan a esa amenaza con acciones metodológicas defensivas: no enfrentan el reto epistemológico, pues sus reacciones son mayormente defensivas y sólo rara vez esta característica epistemológica es interpretada como una oportunidad: la ventana al conocimiento, la opción de innovación metodológica. [13]
Gregory BATESON demuestra que ésta opción es real, al destacar la productividad epistemológica de las perspectivas subjetivas diferenciales, a las que él llama "información diferencial". Dicha información la ilustra recurriendo al ejemplo de la visión binocular: las diferentes informaciones enviadas por cada uno de los ojos al cerebro adquieren en éste una nueva cualidad epistemológica a saber: la visión en profundidad. Por analogía postula la concentración de las perspectivas diferenciales como un principio del conocimiento que se genera a partir de la profundización, incluso en el sentido figurado (v. BATESON 1982, pp.88s). [14]
Karl MANNHEIM, creador de la sociología del conocimiento, adopta (en 1931) una posición similar que, igualmente, se apoya en una metáfora visual: lo que se observa desde dos posiciones o perspectivas "en forma correcta, pero diferente" se logra comprender a partir de la "diferencia estructural entre los dos modos de observación" si se intenta "buscar una fórmula para transformar y traducir esas visiones perspectívicas diferentes en una sola" (MANNHEIM 1969, p.258). [15]
Aún en la historia de las disciplinas y tradiciones científicas que defienden programáticamente la bandera de la (auto)reflexividad como una máxima del conocimiento, se observa frecuentemente que sus representantes sólo consideran el conocimiento y las visiones del mundo de los demás como "relativos" o "culturalmente determinados". Rara vez – o tardíamente – se dieron cuenta de la relatividad de su propio conocimiento o visión del mundo. En lo que respecta a la etnología y la antropología, Clifford GEERTZ ilustra lo anterior en su libro titulado "Los salvajes artificiales: El antropólogo como escritor" (GEERTZ 1990). [16]
En los dominios de la ciencia dedicados a la producción socio-cultural-intelectual, se ha descubierto más y más, la característica de lo elaborado: lo que antes se consideraba como "objetivo" sin cuestionamiento, ahora nos parece construido y, visto desde otra posición, construible de manera diferente. En el pensar y actuar de las ciencias sociales y culturales, esta figura ha sido asimilada (si acaso), con mucho retraso y superando grandes obstáculos. [17]
Nosotros/as los/las cientistas sociales (y especialmente los/las que trabajamos con enfoques cualitativos) somos, en la mayoría de los casos, "constructivistas" en el sentido extenso: sostenemos que el mundo social es construido por sus miembros, provisto de estructuras y sentidos o que es interpretado, entre otras muchas afirmaciones; es decir, que desde la perspectiva de sus habitantes posee características que ellos mismos le otorgan. Sin embargo, la imagen científica que nos formamos de este mundo, exhibe un status epistemológico superior, pues tiene características "absolutas" u "objetivas". Para nosotros/as los/las investigadores/as generadores/as de conocimiento, ello implica el autoengaño de no ser "sistemas subjetivos" con características específicas o miembros de un mundo social que codetermina nuestras construcciones. Lo anterior resulta en la separación de la epistemología y la metodología, de la autorreflexividad teórica y práctica, del credo y la acción. [18]
Todo esto se manifiesta, por ejemplo, en el hecho que la ciencia social tipifica al cientista o la cientista como máquinas metodológicas: diseños experimentales cubiertos de piel; sin características individuales diferenciales, intercambiables. El/la cientista – según el modelo implícito del libro de texto en metodología – no tiene edad, género, hábitos sociales diferenciales; es inodoro/a e incoloro/a. Incluso en círculos de cualitativistas, todas las diferencias individuales son percibidas como variaciones intervinientes, como errores que deben ser minimizados o, idealmente, eliminados. Se pasan por alto porque se quiere dejarlos de lado y así uno se encuentra bien acompañado en la comunidad de cientistas, en un consenso tácito. La ocasión discursiva en que tales fenómenos y experiencias emergen a la superficie para ser debatidos son: la anécdota y los cuentos poco serios o extraños que los/las cientistas sociales comentan después del trabajo. [19]
La indecencia que la individualidad "ordinaria" de un investigador puede significar en la comunidad de cientistas quedó evidenciada en un episodio de la historia de la etnología, a saber, la publicación póstuma de los diarios privados que Bronislaw MALINOWSKI escribió durante su trabajo de campo en el Pacífico Sur. MALINOWSKI es considerado como el creador de la escuela etnológica, sobre todo a raíz del método de observación participante que practicó en otras culturas. Su posición conocedora es caracterizada como "objetivismo paternalista" (FUCHS y BERG 1993, p.37): es el etnógrafo y nadie más quien, con su observación participante comprende los trasfondos y las interrelaciones de la comunidad o cultura. La publicación de los diarios escritos durante su trabajo de campo provocó un escándalo en la comunidad de cientistas, perjudicando la autoridad de MALINOWSKI, pues en ellos relata las múltiples presiones subjetivas que le aquejaron en el campo, lejos de su tierra y su familia, las reacciones y reflexiones personales – sentimientos de desamparo y depresiones, insultos de miembros del campo, descubrimiento de pasiones eróticas, etcétera. El debate que provocó la publicación condujo a que se dejara de ver el proceder metodológico de la observación participante como ideal ficticio del conocimiento, para asumirlo, de manera más realista, como un proceso social, interpersonal y psíquico de y entre personas concretas. [20]
Uno de los motivos principales de la planificación de las presentes ediciones de FQS sobre el tema marco: "Subjetividad y reflexividad en el proceso de investigación cualitativa" ha sido partir de una idea fundamental constructivista para ver adónde podía conducir esta idea de una transformación metodológica concreta, sin que tales ideas fuesen alejadas o suprimidas por el temor de perder la propia capacidad de conocimiento o las propias competencias metodológicas. [21]
3. El paradigma opuesto: el investigador como persona social interactiva
Un paradigma opuesto, interesante para nuestro tema, es el del investigador como persona que posee propiedades sociales, culturales, históricas, socializantes, biográficas, etcétera y que entre en interacción intervencionista con el objeto de estudio (sujetos, campo). Es decir, un(a) investigador(a) a quien es precisamente consustancial lo que el enfoque metodológico convencional califica como error. ¿Cómo es posible, entonces, ante lo inevitable de tales errores, convertir esta situación en productiva para el conocimiento? [22]
En la interacción con los sujetos, en mis acciones dentro del campo, yo por ejemplo, soy una persona masculina cincuentona, de aspecto extraño o atractivo, proveniente del entorno académico, generalmente considerado como intruso por los miembros del campo, que habla alemán literario, con una forma de expresarse que es percibida como complicada o latosa. Los sujetos me perciben como alguien extraño a su grupo social, pero buena gente, torpe, ingenuo, inofensivo, interesante o no, como alguien que los visita por un período transitorio, o algo similar. En consecuencia, reaccionan con suspicacia, colaboración, reserva o no, cautela, inseguridad, conformismo. Se esfuerzan por ajustarse a mis posibilidades lingüístico-comunicacionales. Pretenden convertirme en aliado de sus intereses. Anticipan mi despido del campo, etcétera. Yo percibo a los sujetos como extraños, amigables, empeñados en portarse bien, atraer mi atención, infundiendo inseguridad. Yo lo paso por alto, aplico mi concepción metodológica (por ejemplo la guía de entrevista). No soy receptivo frente a las señales de alarma o desagrado que emiten, ignoro esas señales, no las tematizo. Estoy persuadido de que, sin conocer estas características socio-cognitivo-interactivas del contacto de campo y reflexionar sobre ellas, soy incapaz de comprender adecuadamente los datos científicos resultantes; más aún: ignoro toda la información que me podría facilitar una mirada desfocalizada y autorreflexiva, dirigida hacia mi participación, rol, relación, patrones de reacción e influencia ejercida sobre los sujetos y el campo. [23]
El investigador, la investigadora y sus sujetos o miembros del campo poseen "umbrales de irritación" de unos hacia otros (v. DEVEREUX 1988, pp.44s), que desencadenan mutuamente reacciones específicas (que van más allá de las generadas intencionalmente por el procedimiento metodológico). Los(las) investigadores(as) y sujetos poseen diferentes aparatos sensoriales, formas de percepción, patrones y evaluaciones de tales umbrales (tanto los del otro como los propios). Disponen de diferentes patrones de acción, estrategias y competencias interactivas para el manejo de esos umbrales. Desde mi punto de vista, estos fenómenos revisten mayor importancia para la producción de datos que muchas sutilezas del procedimiento metodológico enfocadas en los libros de texto. [24]
4. Idea básica de una metodología socio-científica "diferente": de-centración y autorreflexión del investigador
La transformación constructiva de mi crítica a la antes descrita cultura silenciadora en la comunidad científica se fundamenta en la máxima de reflexionar sobre la importancia e influencia constitutivas y concretas del sujeto – conocido como – persona social en interacción durante el proceso de producción de conocimiento: realizar, de modo autorreflexivo, un análisis de la situación, constelación, interacción y del contexto de conocimiento. [25]
En forma más general, esta idea básica pudiera describirse también de la siguiente manera: se trata de un análisis socio-científico de todo el proceso de producción de conocimiento científico, en el caso ideal, incluyendo a todos los participantes, todas sus exteriorizaciones y todas las fases de la investigación. Ello requiere que el investigador abandone la posición convencional de actuar de acuerdo al libro de texto y se coloque en un punto desfocalizado y autorreflexivo, es decir, que intente asumir la posición de observador en su propia persona, y de su propia acción e interacción en el contexto de investigación. [26]
Apoyándose en ideas de HEGEL, PIAGET, HOLZKAMP, PIERCE y otros, Arne RAEITHEL (1983, 1998) desarrolló en sus trabajos filosófico-psicológicos una figura de reflexión epistemológica compuesta por las fases de "con-centración original", "de-centración" y "re-centración". Esta figura representa un marco adecuado de mi idea metodológica. [27]
La "con-centración original" significa que a partir de su acción, el sujeto observa la estructura del objeto sin reflexionar acerca de ésta en relación con el objeto. En cierto sentido, el sujeto actúa a partir de un patrón sin mediación y sin haber comprendido dicho patrón. [28]
La "de-centración" se refiere a dar un paso atrás, a tomar distancia de los patrones de acción propios, a dirigir la mirada al patrón, a asumir una posición de observador o meta-posición frente a la propia perspectiva original, el volverse reflexivo respecto de los conceptos subjetivos originalmente con-centrados. [29]
La "re-centración" es la fase de la acción reflexiva, en la que dialogando consigo mismo y con otros, el sujeto observador reflexiona, transforma o reinventa "las partes del sistema social que determinan la (propia) visión del problema" (RAEITHEL 1998, p.141). [30]
En consecuencia, las técnicas metodológicas a que nos referimos podrían denominarse técnicas de de-centración y re-centración. Resumiendo, hablo de técnicas de de-centración y autorreflexión cuando se trata de procedimientos donde se tematizan los patrones de acción y/o la persona del investigador en el proceso de investigación social, se analizan en relación con el objeto y se aplican en forma dirigida y reflexiva. [31]
En función de esta idea básica, que probablemente apunta a otra metodología socio-científica, deberían tenerse en cuenta los referentes siguientes:
La persona del (la) investigador(a), sus características, rol y patrón de acción.
La comunidad científica (micro y macro; es decir, del grupo local, del proyecto y la disciplina).
El objeto de investigación, los afectados, el campo.
Las interacciones en el campo.
Los patrones de percepción, pensamiento y acción en el campo.
El producto científico, es decir, el texto.
Los(las) receptores(as) de los textos científicos y sus elaboraciones. [32]
5. Enfoque sistemático de una metodología autorreflexiva
En un documento publicado en 1999, presenté un intento de sistematización de una metodología de de-centración y autorreflexión, orientado en la secuencia temporal del proceso de investigación, es decir, las fases diferenciables de la investigación (BREUER 1999). Por cada fase de investigación muestro aquellas interrogantes que, por regla general, quedan "detrás de bastidores". Dar respuestas a ellas forma parte de cualquier análisis socio-científico del proceso de investigación en el sentido antes planteado. En el presente trabajo, me limitaré a tratar aquellos aspectos que tienen que ver con las características personales del investigador(a). [33]
Las respuestas a las interrogantes planteadas pueden ser informativas en diferentes dimensiones, a saber, respecto del objeto de conocimiento seleccionado, respecto del sujeto investigador(a), respecto de otros participantes o respecto del contexto. [34]
5.1 Selección y definición de temas: focalización de aspectos del problema
¿Cuál es el papel de la persona del (de la) investigador(a), de la comunidad de cientistas, de los (las) afectados (as), de los diversos públicos en la selección y focalización del tema? ¿Por qué y cómo se ha convertido en "mi" tema?; mis ideas, cogniciones, patrones emocionales respecto del objeto y su problematización influyen en mi forma de pensar y abordar el tema. ¿Qué es lo que sé sobre un área temática? ¿Qué es lo que me parece interesante o no, importante o no respecto de esa área? ¿Cuáles son mis conceptos previos derivados de mi propia historia de vida, de mis lecturas científicas y de otras fuentes? En este contexto ¿qué es lo que considero como normal o no, atractivo o no, moral o no? ¿Qué es lo que me atrae? ¿Qué me inspira temor? ¿Qué es lo que quiero ver y qué no? ¿Qué tan abierto estoy ante las dinámicas del cambio temático, de la focalización temática en el curso del proceso de investigación? ¿Qué es lo que ello indica respecto de mí persona, de la cultura o subcultura a que pertenezco, respecto de los afectados y participantes? [35]
5.2 Selección y diseño de métodos
¿Qué grado de pre-estructuración o definición de la vía de conocimiento se me propone y quién lo hace?, ¿Con cuál me quedo? ¿Cuál es mi posición en el continuo distal-proximal del contexto con el objeto (DEVEREUX 1988, pp.309ss.)?, ¿Qué proximidad con el objeto puedo o quiero tolerar? ¿Cuántos recursos y cuánto tiempo puedo y quiero dedicar a mi tema o campo de investigación? ¿Cuánta incertidumbre puedo tolerar respecto del diseño establecido? ¿Cuáles visiones diferentes del objeto y cuáles "voces" asumo como perspectivas interesantes?, ¿Cuáles paso por alto? [36]
5.3 Posicionamiento y actuación en el campo: interacción con los demás miembros del campo
Cualquier contacto con el objeto de estudio (observación, entrevista, conversación, etcétera) es una intervención. Hay reacciones de los participantes o del campo ante los "intrusos" que pueden ser descifradas e interpretadas. ¿Quién(es) me muestra(n) y/ o esconde(n) qué cosa? ¿Por qué vía, ventana, alcabala y en qué posición o rol llego al campo? ¿Cómo cambia lo anterior durante el contacto con el campo? ¿Cuál es mi respuesta ante los reglamentos y compromisos derivados del contexto del campo y de las exigencias científicas? ¿En qué medida recurro a la figura de "autoridad científica" como actitud de delimitación frente a mis colegas y objetos? ¿Reconozco su experticia como miembros del campo y como afectados? ¿Puedo o quiero aprovechar la interacción como oportunidad de de-centración de los colegas para su propio desarrollo? ¿Cuáles "interferencias" personales se hacen sentir durante el contacto con los actores del campo (inseguridad, temores, pena, simpatía, antipatía, etcétera)? ¿Puedo tematizarlas? ¿Frente a quienes sí? ¿Frente a quienes no? [37]
¿Qué es lo que documento (por escrito y otros medios) referente a mi proceder, mis conceptualizaciones y re-conceptualizaciones, mis percepciones de los eventos y facetas del campo, y qué no documento? Fenómenos oficiales e inoficiales, fenómenos relativos al objeto y al sujeto. ¿Cuáles visiones y voces son documentadas y cuáles no lo son, en qué idioma, con qué vocabulario? ¿En qué medida lo anterior se debe a características personales, estándares científicos, afectados, espacios públicos? [38]
5.5 Evaluación e interpretación: decisiones de conceptualización
¿Qué es lo que me parece digno de ser reportado, qué me interesa? ¿Qué es lo que (no) comprendo? ¿Qué es lo que no se ajusta a mis concepciones previas o el cuadro final elaborado? ¿Cuán resistente soy en mi empeño por estructurar los fenómenos, cuánta confianza deposito en mi propia estructuración, comparado con mi seguimiento de preceptos científicos autoritativos (conceptos, constructos, teorías)? ¿Cómo configuro el diálogo y la retroalimentación de las interpretaciones con los miembros del campo? [39]
5.6 Presentación e ilustración
¿Cuáles niveles descriptivos y perspectivas, cuáles voces hago reflejar en el texto? ¿A qué público(s) (parciales) me dirijo? ¿Con cuáles elementos puedo atraer, impresionar o aterrar?, ¿A cuáles receptores(as)? ¿Cuáles efectos quiero lograr con mis textos? ¿En quiénes? ¿Cómo presento mi visión como "experto autorizado"? ¿Cómo construyo plausibilidad, coherencia, credibilidad? ¿En cuáles tipos o modelos de texto me oriento? ¿Cuáles procesos de recepción pueden observarse en diferentes medios y grupos y cómo les "ofrezco" mis productos? [40]
Mi interés se centra en formas viables de una "alternativa metodológica" de las ciencias sociales (cualitativas) que le otorgue seriedad a la posición del constructivismo a nivel de la metodología. En la medida que las imágenes científicas representan construcciones subjetivas, sus características se comprenden mejor, a mi entender, si nuestra visión incluye a los actores, las condiciones y el proceso de esa construcción. Creo que las técnicas de la desfocalización y autorreflexión del sujeto conocedor, de sus inter-acciones, y del contexto; representan estrategias metodológicas razonables en este sentido. Hay cuestiones no resueltas respecto del inventario de las opciones metodológicas existentes, de la sistematización y codificación de éstas, de su normalización (por ejemplo en un libro de texto o manual), del aprendizaje procedimental, de la socialización de este concepto metodológico, de los criterios de validez y confiabilidad, etcétera. En principio, se trata también de la posibilidad de hacer valer una concepción metodológica distinta al interior de la comunidad de cientistas sociales y de una concepción distinta de la ciencia social en el público en general. [41]
Lo que queda superado, desde mi punto de vista, es la diferenciación convencional entre los procedimientos metodológicos "correcto" y "falso". Creo que es necesario reflexionar acerca de la diferenciación convencional entre lo correcto y lo falso en el sentido de que se puede – y quizás más – aprender del error. Las contrariedades y transgresiones de reglas vigentes en los diferentes contextos pueden ser canteras de información a raíz de los efectos desencadenados entre los co-investigadores, en el campo, en la persona del cientista, en la comunidad científica, en el público, etcétera. [42]
Creo que todo acto del proceso de conocimiento y toda interacción de investigación, pueden ser aprovechados como fuentes de información en diferentes sentidos e interpretaciones. Son entonces candidatos para sustituir los criterios "correcto" y "falso" aquellos que operacionalicen la perspectiva de "mayor o menor productividad dependiendo de un fin determinado". [43]
La idea de una alternativa metodológica en las ciencias sociales es una empresa en constante proceso de formación. Lo que me ha motivado a participar en la fundación y publicación de los dos tomos de FQS sobre el tema marco "Subjetividad y reflexividad en el proceso de investigación cualitativa" con la intención de generar conciencia acerca de este problema entre los y las cientistas sociales (cualitativos/as), estimular el debate, que se conozcan formas productivas de trabajar en este sentido y promover contribuciones a una epistemología auto-conocedora y reflexiva. [44]
(Traducido por Friedrich WELSCH)
(Revisado y corregido por Daniel Domínguez FIGAREDO y César A. CISNEROS-PUEBLA)
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